Domingo 20 de agosto de 2023. Eran alrededor de las 19:30 –quizás unos minutos más tarde– cuando la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, con una amplia sonrisa en el rostro, en cadena de radio y televisión, decía de nuevo –lo hizo varias veces durante el día– que el proceso electoral se había desarrollado con normalidad. Y, al final, agregaba que esto constituía un triunfo de la democracia.

Menos de diez días más tarde, por disposición de esa misma oficina, 409.250 ecuatorianos que viven fuera del país y que equivalen al 3,04 % de los empadronados totales deberán volver a elegir únicamente asambleístas. Lo harán el mismo día que se elegirá al presidente de la República entre los dos candidatos finalistas, el 15 de octubre de 2023.

Las fallas en el sistema informático –que no han sido cosa nueva desde hace algunos años– son señaladas por la mayoría de integrantes del CNE como las causas para tomar esta decisión.

El debate sobre los problemas en el sistema, inconsistencias como también lo llaman, les hace presentarse como responsables y transparentes, comprometidos con la democracia, con el respeto a la decisión de los ciudadanos. Sin embargo, esto no puede dejar de provocar sencillas y obvias preguntas que muchos ya han hecho, pero que no han tenido respuesta y que, sin duda, hay que insistir en ellas, a la espera de obtener contestaciones:

1. Si en la mañana del mismo 20 de agosto había reclamos por las fallas del sistema telemático de votación, ¿por qué no suspendieron las elecciones en ese momento?

2. Si por años el Ecuador discutió y acordó que la elección de los representantes al Legislativo se produzca en primera vuelta para evitar que en la segunda se acumulen los votos entre los finalistas y lograr mayor pluralidad, y legalmente hay diez días de plazo para que se repita un comicio, ¿por qué violan la ley?

3. ¿Por qué validan los resultados de consulta popular y presidenciales de primera vuelta y solo suspenden las de asambleístas?

4. ¿Hicieron o no pruebas del sistema luego de contratar a la empresa respectiva?

5. ¿Tienen los respaldos probados sobre la experiencia necesaria de la empresa contratada?

6. ¿Por qué se convoca a todos los empadronados del exterior, cuando solo se habían registrado 110.000 votantes para el sufragio telemático?

Señores del CNE, no es la primera vez que a ustedes les pasan situaciones particulares en las elecciones. En las de febrero de este mismo año, las que eligieron autoridades seccionales, el vicepresidente del organismo, Enrique Pita, denunció la existencia de un centro alterno o paralelo de escrutinio en Guayas. Hubo la denuncia a la Fiscalía y declaraciones de que se respetaría la decisión del pueblo. Pero ¿cuáles han sido sus correctivos?, ¿qué es lo que provoca que no puedan garantizar certezas de lo que ocurre en las urnas?

En política y en organismos de control es vital no solo parecer sino ser. Y mientras las dudas sobre su accionar sigan, es difícil aceptar que, como ustedes dicen, la democracia va bien en el país. (O)