Antes de responder al título deberíamos preguntarnos si hay en nuestro país partidos políticos con doctrina y estructuras permanentes, con militantes convencidos de que su propuesta es la que el pueblo necesita para progresar y vivir en una sociedad justa y respetuosa; que voten disciplinadamente por sus candidatos y que no se dejen arrastrar por la demagogia o la indiferencia.

Escribo la expresión “clase política” con reticencia. Es cierto que tenemos personas que se aprovechan de las elecciones para llegar al poder y, una vez conseguido, gobernar a como dé lugar. Hemos tenido caudillos que se impusieron por su fuerte personalidad y su carisma, cuyas memorias perduraron por lo menos una generación más. Salvo los historiadores, ¿alguien se acuerda de Galo Plaza y Carlos Guevara Moreno, polos opuestos? ¿Recuerdan cuántos presidentes terminaron sus mandatos? Fueron a su turno personajes con gran influencia y mucho poder. En los días de hogaño, los correístas viven del carisma de su líder. Tienen tanta seguridad que en un alarde de confianza se han atrevido a candidatizar a una señora que el país conoce poco.

Trabajo clave de las juntas del voto

¿Cuál es el ideario de los actuales candidatos?, ¿en qué doctrina política basan sus planes de gobierno? Fluye la idea simple de la ecología del agua, pero no se conocen planes para administrar la economía de un país en plena crisis que podrá agravarse con el fenómeno de El Niño. También se conoce el anhelo de seguridad de todo el país por la violencia de los narcos y la respuesta contundente de responder a la brava según el modelo salvadoreño. Pero el problema de las finanzas es dramático y se necesitará mucho más que entusiasmo y buena voluntad para enfrentarlo. ¿Quiénes serán los expertos en finanzas de los candidatos?

Tal vez sea demasiado escaso el tiempo para campañas electorales y planes de gobierno con credibilidad y certeza de ejecución. Los candidatos deben pronunciarse claramente sobre el resultado de la consulta del Yasuní. ¿Cómo van a sustituir los ingresos de la caja fiscal si se aprueba la alternativa de no explotar el petróleo? ¿Mantendrán los subsidios a los combustibles? ¿Tienen claro el problema de requerir más dinero para enfrentar los daños de las intensas lluvias que se esperan dentro de pocos meses, cuando asuman el poder? Se encontrarán vacía la caja fiscal.

Data confiable

El poder es contingente. En el momento menos pensado le estalla un problema grave que se tiene que resolver. Todo es urgente y para todo se necesita dinero. Es prohibido decir que no hay.

Permítanme un recuerdo: a fines de 1992 hubo una gran sequía que repercutió en la falta de energía hidroeléctrica y el racionamiento de luz. El Gobierno de Sixto Durán-Ballén tuvo que adelantar una hora las clases y las actividades productivas. La llamaron “la hora de Sixto”. Finanzas no recaudaba impuestos y a veces no había un centavo en la caja fiscal. Ni para pagar los sueldos había. Pero el Gobierno fue el culpable de todo, hasta de la falta de lluvias. La crisis pasó, como todo, y el país siguió viviendo. Al revés del poema de César Vallejo: “Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”. Nosotros sobreviviremos a pesar de los malos gobiernos. (O)