Unitar es el acrónimo de United Nations Institute for Training and Research (en español, el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigación), que tiene como misión el desarrollar las capacidades individuales, institucionales y organizativas de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, mediante soluciones de aprendizaje de alta calidad, con productos y servicios para mejorar la toma de decisiones y apoyar su acción para superar eficazmente los desafíos globales contemporáneos.
Mi primer encuentro con Unitar fue en la Universidad de Georgetown en Washington, cuando fui aceptado a un curso de preparación para diplomáticos acreditados en la capital estadounidense. Durante mis 52 años como miembro del Servicio Exterior del Ecuador tuve ocasión de seguir cursos para navegar las complejidades de la diplomacia en distintas funciones. Luego fui conferencista, profesor y asesor. Cuando salí del servicio exterior en el 2014, antes de mi retiro, fui designado representante de Unitar para América Latina. En 2019, el señor secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tuvo la gentileza de nombrarme, a título personal, como miembro del Directorio de Unitar por dos periodos. Fui elegido por mis pares como presidente del Directorio en 2019, función que he desempeñado en las circunstancias complejas que nos ha tocado vivir a la humanidad.
Cuando comencé este trayecto en el 2019, nadie podía haber anticipado la enormidad del reto que nos presentó la pandemia del COVID-19.
Era una crisis de dimensiones globales, ya que afectó a los 193 miembros de las Naciones Unidas, pero tuvo la particularidad de poner en riesgo la vida de cada uno de nosotros. Los cimientos del mundo se vieron sacudidos y se requirió de todas nuestras capacidades de liderazgo para salir del enorme problema que costó la vida de millones y que aún persiste como riesgo inminente.
Lanzamos iniciativas pioneras que demostraron que la formación es indispensable para tener cuadros de recursos humanos preparados, motivados y entregados a la causa de sus naciones e instituciones. Lamentablemente, también vimos, muchas veces, actitudes irresponsables de improvisación que prefirieron destruir las instituciones formadas y pagar tributos electorales, familiares y de otra índole, antes que tener profesionales preparados.
Al dejar la Presidencia de Unitar luego de casi seis años, puedo decir con humildad y cierto sentido de orgullo que cambiamos la vida de 2,3 millones de beneficiarios, cuya contribución es apreciada y respetada.
Nuestro objetivo fue fortalecer la gobernanza, enfatizar la supervisión y apoyar el crecimiento estratégico. La introducción de un sistema de administración basado en resultados permitió la diversificación y aumento exponencial de la eficiencia.
Hoy que enfrentamos una era de “incertidumbre radical”, los países y el mundo deben contar sobre todo con personas preparadas, con experiencia y entrega. La improvisación es la fórmula del fracaso. (O)