Ya pasaron 50 años del vergonzoso episodio protagonizado por la dictadura militar que asaltó el poder en 1972 y que escribió una página de soberbia, autoritarismo y odio regionalista. Igual que sucede hoy con el Ministerio del Deporte, las entidades deportivas no contaban con dineros propios. Todo se supeditaba a la voluntad o simpatía del Gobierno. El Comité Olímpico Ecuatoriano (COE) y la Federación Deportiva Nacional (Fedenador) tenían su sede en Guayaquil, como la mayoría de las asociaciones ecuatorianas por deporte que habían nacido en 1968. Esto no era del agrado de los dirigentes del altiplano, salvo honrosas excepciones.

En 1972 el COE, presidido desde 1968 por Voltaire Paladines Polo, afrontaba la participación en los Juegos Bolivarianos que iban a celebrarse en Panamá, en febrero de 1973. En marzo de ese año, el COE envió al Ministerio de Educación y Deportes el presupuesto de preparación de los atletas, viaje y equipamiento. Pasaron los meses, el COE coordinaba el trabajo de las asociaciones de cada deporte para que la intervención en Panamá fuera exitosa, pero la dictadura no entregaba ni un centavo. En noviembre de 1972, Voltaire Paladines hizo notar esta circunstancia y anunció que, si el dinero no llegaba pronto, Ecuador se abstendría de asistir.

El 3 de enero de 1973 sesionó el COE y su vicepresidente, Patricio Romero Barberis, informó de una charla sostenida el día anterior con el general Vicente Anda Aguirre, ministro de Educación y Deportes, quien le había pedido transmitir este mensaje: “En cuanto a preparación del equipo ecuatoriano, diga usted al COE que se endeude por un millón de sucres, pues este ministerio entregará esta suma al COE en pocos días más”.

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Romero Barberis, por encargo del ministro, entregó en esa sesión un proyecto de Ley del Deporte elaborado por burócratas del ministerio con la asesoría de dirigentes quiteños. El COE, por su parte, entregó a Romero su proyecto, que contrastaba radicalmente con el documento del ministro. La actitud del militar cambió, pues suponía que el COE estaba obligado a aceptar su proyecto.

El COE hizo conocer a través de la prensa que la delegación estaría integrada por unos 120 deportistas y que la suma necesaria para la participación se estimaba en 3 millones de sucres. Se filtraron algunos nombres de atletas y ello originó recelos en dirigentes capitalinos que se reunieron con el ministro y le expresaron su disentimiento. De repente, el ministro Anda Aguirre, que no había entregado ni una moneda hasta ese momento, declaró a los medios el 12 de enero de 1973 que su Gobierno iba a intervenir en la integración de la selección nacional “a fin de garantizar una honrosa participación deportiva del país” en los Juegos Bolivarianos.

El ministro se proponía “controlar y vigilar la formación de la selección (…) para lo cual procederá, previo asesoramiento técnico de entendidos en los diversos deportes, a revisar la nómina de los seleccionados que elaborará el COE”. Hizo observaciones sobre algunos deportistas de voleibol, gimnasia, béisbol y atletismo, lo cual hizo inferir quiénes le hablaban al oído sobre un tema que él desconocía.

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El 17 de enero, en sesión de gabinete, el Gobierno decidió no financiar la concurrencia a Panamá alegando que existía en el país una crisis económica provocada por las lluvias en el Litoral. En la noche sesionó el COE. Paladines informó que había contactado con los dirigentes panameños para contarles la novedad. Ellos se mostraron extrañados y revelaron que Anda Aguirre los llamó el día 16 para confirmarles la asistencia de Ecuador. Le ofrecieron al COE gestionar pasajes y estadía por cuenta del Gobierno de Panamá para que Ecuador concurriera a los Juegos.

El 19 de enero, Paladines declaró a la prensa que Ecuador iba a concurrir a Panamá con una delegación reducida y costeada con recursos propios, que eran escasos. Esto desató la ira del arrogante ministro, quien respondió que ninguna delegación viajaría: “El Gobierno nacional no consentirá que sin su autorización se pretenda acreditar una delegación deportiva que participe en los Juegos Bolivarianos de Panamá”, y dijo que su postura negativa había recibido múltiples felicitaciones. No dijo de quiénes, pero era fácil suponer.

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Voltaire Paladines Polo, expresidente del COE, en su época de radiodifusor en el Sistema de Emisoras Atalaya. Foto: archivo

La posición altiva del presidente del COE fue considerada desafiante por el ministro, quien el mismo 19 de enero anunció que, desde ese día, la dictadura intervenía a todos los organismos deportivos, los que, según sus palabras, “pasaban a depender del Ministerio de Educación hasta tanto se expida la Ley del Deporte”.

Paladines calificó esta intervención de equivocada y ratificó que Ecuador iría a Panamá. La réplica de Anda Aguirre fue pedir al ministro de Gobierno la prisión del presidente del COE, al que sancionaron con cuatro días de prisión y 30 sucres de multa como contraventor. Además, Anda ordenó a la Dirección General de Migración y Extranjería que prohibiera la salida del país de dirigentes y deportistas. El 20 de enero de 1973, Paladines concurrió al Cuartel Modelo acompañado de Agustín Arroyo Yerovi, miembro del Comité Olímpico Internacional, y de otros dirigentes, y se entregó detenido. El oficial de turno informó que desde ese momento se encontraba incomunicado.

La intervención de los organismos deportivos por la dictadura y la inicua prisión del presidente del COE provocaron airadas reacciones ciudadanas y ácidas críticas de la prensa no comprometida con el regionalismo. EL UNIVERSO expresó el día 21: “Queda muy claro que (…) de parte del Gobierno ha existido el propósito de tomar a su cargo, directamente, el control del deporte en el país. (…) Es cierto que muchas personas se alegrarán de la intervención del Gobierno en el deporte. Quienes eternamente han fracasado y buscan entrar a dominar esta actividad, no importándoles los medios para conseguirlo, están de plácemes (…). Hay que ser claros: elementos que por muchos años han fomentado pasiones regionalistas buscan, a través de estos problemas, arrebatar a Guayaquil uno de sus títulos que el esfuerzo de sus hijos y de quienes viven y han vivido en esta ciudad lo han logrado: Capital Deportiva del País”. No hace falta decir que hoy ese emblema no existe, pues desde hace algunos años el deporte guayaquileño está muerto.

El 22 de enero de 1973, Paladines salió en libertad. La acusación de “conducta grosera” hecha por Anda fue respondida así por el recordado gran dirigente: “Yo he sido gobernador del Guayas, diputado constituyente y miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales. Sé cómo tratar a las personas y me precio de ser un hombre culto”. Las discusiones siguieron. Anda se mantuvo en su postura de prohibir la participación nacional.

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Dijo luego que le permitiría que la delegación fuera de 20 o 30 personas autorizadas por él. Paladines siguió rechazando la soberbia del militar y decidió que Ecuador se abstenía de participar de modo definitivo. Su actitud valiente en defensa de la autonomía del deporte quedó para la historia. Al final, más de un centenar de deportistas vieron frustrada su participación y una segura cosecha de medallas por culpa de la altanería y el odio. (O)