El fallecimiento de un ser querido puede convertirse en un evento traumático ante el cual las personas necesitan apoyo de otros y propio. Cuando se pierde a alguien que es significativo para la vida de uno, el proceso que viene a consecuencia de ello se le denomina duelo.

El ser humano en esta etapa se adapta a la pérdida, ya sea de un familiar, trabajo, casa o cualquier cosa que antes era parte de su vida y de repente deja de serlo. La psicóloga clínica Mariana Bermúdez mantiene que todos estamos facultados para afrontar la pérdida, y explica que de hecho el primer acercamiento a esta etapa es cuando nacemos y “perdemos el vientre materno”.

Sin embargo, lo que determine qué tan normal o patológico sea este proceso, es la estructura emocional o madurez y el sistema de creencias. Este sistema se refiere a los esquemas con los que uno se maneja por la vida, mandatos familiares, sociales, espirituales, que determinan la personalidad y la manera de actuar.

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“La madurez emocional, literal viene con la experiencia y con aprender de mí, de cómo soy yo y de cómo soy yo frente a otro y según las circunstancias cómo manejo mis emociones”, expone la coach bioemocional Juana Tenorio Cordero, quien también sostiene que la inteligencia emocional necesita de un total autoconocimiento.

Tanto para aquellos que se les hace difícil como para los que logran superar más rápido una pérdida, el mejor método para superar las emociones que esta causa, es dejar transitar naturalmente la pena o tristeza, sintiéndola y expresándola.

“La tristeza cumple con la función de limpiar, sanar y preparar el terreno para un renacimiento”, dice Bermúdez, autora del libro Los terremotos del alma, texto que trata sobre el proceso de duelo.

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¿Expresarse o no?

Casi sin darse cuenta llega el punto en el que la tristeza se va si se aprende a atravesar el momento con aceptación, de acuerdo con la psicóloga Fanny Vareles. Sin embargo, hay individuos que son más emocionales y otros que, por su personalidad, tienden a esconder sus sentimientos. La especialista determina que en ambos casos hay un exceso que es necesario regular. “En una hay un desborde que inunda y en la otra una represión que ahoga”, expone Bermúdez.

Para ambos tipos de personalidades, Vareles aconseja escribir una carta para la persona que ha partido, de modo que se logra expresar los sentimientos. También apoyarse en los recuerdos positivos para admitir el dolor, pero remarca que no se lo debe hacer de una forma masoquista o para sentirse peor.

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La regulación del polo extraemocional consiste en que la persona encuentre su contención y fortaleza intrínseca. Esto lo puede desarrollar en el tiempo con ejercicios como recordar todas las ocasiones en las que se enfrentaron pérdidas o dificultades y se pudo superar. Conectarse con esas experiencias puede ir construyendo la fuerza interna.

En el caso de aquellos que reprimen lo que sienten, deben comprender que la vulnerabilidad es parte de todos los humanos y no hay que avergonzarse de ello. El acompañamiento es esencial cuando se experimenta una pérdida, pero el acompañante no debe querer imponerse sino empatizar con el otro mediante la comprensión.

Al final, es el individuo quien tiene el poder de decisión de pedir ayuda o contención cuando se sienta listo para hacerlo. Vareles dice que “solo se tiene que prestar el oído, muchas veces no decir nada”.

Fases del duelo

Las etapas del duelo según el modelo Klüber Ross, creado por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, quien ahondó en experiencias cercanas a la muerte y fue autora del libro Death and Dying (Un amanecer en español), son la negación, ira, depresión, negociación-aceptación, esperanza y resignificación.
Este proceso fue explicado por Mariana Bermúdez.

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En el proceso de adaptación, en primera instancia, se pueden identificar de forma básica a las emociones. Tristeza y felicidad. La coach bioemocional dice que en la pérdida la emoción más elevada es el miedo y desde ahí la tristeza y la ira. A partir de esas tres se puede generar un desborde de otras, sea consciente o no de ellas.

Luto colectivo

En este momento el mundo está afrontando la pérdida de muchas personas. Sin duda esto es algo que energéticamente afecta a todos, según comenta Tenorio.
“Si bien es cierto, en términos de energía se está levantando una vibración de cambio y crecimiento, pero también se está experimentando la tristeza colectivamente”, sostiene.

Además, explica que son circunstancias extraordinarias en las que los deudos no cumplen con el paso de enterrar a su ser querido. Debido al virus, en Ecuador, los cuerpos de los fallecidos no tenían un protocolo establecido, al inicio de la pandemia. Algunos fueron cremados, como forma de prevenir el contagio. Muchas familias no saben a dónde van sus familiares luego de su deceso.

Tenorio hace énfasis en la necesidad de crear una red de apoyo, de compartir lo que se siente y saber que no es una cuestión de una sola persona sino que al mundo entero le está pasando esto.

¿Qué hago si estoy solo?

En este tiempo en el que la cercanía física es limitada y de por sí los sistemas de apoyo, aparte del familiar, como amigos o compañeros de actividades, no están disponibles presencialmente por un compromiso con la salud, es importante tomar en cuenta las recomendaciones dadas con anterioridad en este mismo reportaje, como escribir en un diario o practicar la aceptación mediante recuerdos.

Otra de las opciones es utilizar la tecnología para conectarse y solicitar ayuda o simplemente para ser escuchado. Buscar a un profesional que atienda por vía telefónica o por videollamada no está de más, puede resultar en algo aliviante para la ansiedad, estrés, tristeza o cualquier sentimiento que se perciba que puede estar dominándolo.

Hay que buscar esa misma red de apoyo a la que acudiría naturalmente pero de forma virtual.
Se ha comprobado en ramas de la psicología, como en las propuestas del psicoanalista y psiquiatra Carl Jung, que el desarrollo de la espiritualidad juega un rol importante en los seres humanos y su capacidad de conexión con el mundo y consigo mismos.
Esta es otra de las formas en las que se puede sobrellevar un episodio o faceta traumática de la vida si se opta por ella.

Reconstruirse luego de la pérdida

Luego del fallecimiento de un ser querido y de todo el proceso que conlleva el duelo para cada quien, es importante reconocer que la vida continúa a pesar de que haya habido cambios en ella.

Retomando una de las frases de la psicóloga Mariana Bermúdez, “hay que entender que luego de experimentar una pérdida sí vamos a poder afrontar el dolor”. Y ser enfáticos en esto puesto que a través de las experiencias es que el ser humano logra moldear y desarrollar su inteligencia emocional, basada en el autoconocimiento. (F)