En 24 horas los ecuatorianos nos enfrentaremos nuevamente a nuestro destino. Cuando pienso en la industria gastronómica, y en el impacto que tiene la política en ella, no puedo dejar de recordar la baja competitividad que tenemos frente a nuestros países vecinos.

Desde hace aproximadamente una década he venido siguiendo los precios, tanto de los productos en percha, como de los menús de los restaurantes ecuatorianos, comparados no solo con los de países de la región, sino con los del primer mundo, con un mayor costo de vida en general, y con ingresos per cápita 10 veces superiores, análisis que hemos hecho en esta columna. Cuando en Guayaquil, el promedio del costo de una comida en un restaurante de alta cocina es de aproximadamente $45, en Lima es de $35 y en Madrid de $40, comparando obviamente sitios de similar calidad.

En una comparación de 30 productos alimenticios básicos en las perchas de los supermercados de Ecuador, frente a España y Estados Unidos, en 16 de estos, como por ejemplo uvas, mayonesa, tocino, carne, harina, pan, etc. Es decir, en casi el 55% de los productos, Ecuador era el de mayores precios de los tres.

Prácticamente no hay rubro para un restaurantero ecuatoriano, así como para un comensal, en que el costo de un equipo o insumo en nuestro país sea mayor, desde un Thermomix, hasta una licuadora, tanto como un 30%.

Hay muchos factores que causan lo que arriba describimos. Uno de ellos son los altísimos impuestos a los productos importados, no solo en forma de aranceles, sino también en impuestos a los consumos especiales (ICE). El vino, por ejemplo, básico en la gastronomía, puede llegar a pagar cerca del 70% de gravámenes.

Cuando un impuesto duplica el costo de un producto, pierde su razón de ser como instrumento de política de comercio exterior y se vuelve ya no recaudatorio, sino expropietario, transfiriendo recursos del sector privado y de la población al gobierno.

El costo de la energía eléctrica del Ecuador es mayor que el de los Estados Unidos, y los costos laborales, los terceros más altos de Latino América. Así, no debe sorprendernos que Ecuador sea uno de los países con menos restaurantes de la región en la lista 50 Best, y por qué tiene uno de menores índices de consumo de alimentos fuera de casa de toda la región.

El marco en el que se desenvuelve la industria es tremendamente pernicioso. Así, este domingo votaré por quien crea que puede mejorar esta situación, por quien pueda mejorar la competitividad de nuestro país, reducir impuestos, atraer inversión, y privilegiar el sector privado. Votaré con el estómago. (O)