‘La meditación es lo único que nos puede ayudar’, Pablo d’Ors llega a Guayaquil con tres conferencias sobre espiritualidad, silencio y diálogo

Es un referente de la meditación y la espiritualidad, y uno de los invitados principales de la conferencia “Sadhana Yoga”, que se realizará en el Centro de Convenciones de Guayaquil el 8, 9 y 10 de septiembre. Y es también un sacerdote católico que empieza su entrevista con este Diario hablando de Cristo. El madrileño Pablo d’Ors tiene varias otras facetas (autor, conferencista), pero con esta da inicio a su presentación al público ecuatoriano.

Pablo, la meditación es algo que tienen en común varias prácticas religiosas, en su caso el cristianismo, pero también el budismo. ¿Qué distingue a la meditación cristiana de la de otras creencias?

Lo que distingue a la meditación cristiana de la meditación en otras tradiciones es, evidentemente, Cristo. Claro que Cristo no es, simplemente, Jesús de Nazaret, sino aquel en quien “somos, nos movemos y existimos”, por decirlo como san Pablo, es decir, el misterio del ser. A riesgo de simplificar, yo diría que el horizonte al que aspiramos los meditadores cristianos no es, simplemente, al ‘Yo Soy’ al que apunta todo buscador, sino a un ‘Yo Soy Amor’, lo que significa que eso transpersonal a lo que se aspira en la búsqueda espiritual no deja, en el cristianismo, de ser también personal. Soy consciente de que mi respuesta es un poco técnica, y lo lamento de veras.

Usted ha afirmado que está seguro de que el papa medita, porque tiene gran fuerza. ¿De qué manera la meditación nos fortalece en lo espiritual, emocional y mental?

El papa meditará a su modo, de esto no tengo ninguna duda. Que lo haga en clave de silenciamiento, eso no lo sé. Es probable que no. Pero yo solo he conocido a dos hombres ante quienes, nada más verles, he sentido la necesidad de arrodillarme ante ellos, pues me transmitían algo misterioso y sublime: el papa Francisco y Franz Jalics, mi maestro, que por cierto se conocieron. La práctica meditativa nos ayuda a desidentificarnos de lo emocional y de lo ‘senti-mental’, pues no es eso lo que radicalmente somos. Por el contrario, nos ayuda a identificarnos con el testigo, con la consciencia, con el alma, podríamos decir también. No conozco una forma de ‘autonoconocimiento’ tan potente en la historia de la humanidad como la que se deriva de la meditación u oración contemplativa.

¿En su opinión es indispensable meditar para tener equilibrio y bienestar?

Es evidente que hay quienes viven con cierto bienestar y con bastante equilibrio sin haber meditado, en sentido estricto, jamás, con lo que no parecería algo imprescindible para alcanzar semejante fin. Sin embargo, sí que me atrevería a decir que, sin silencio, sin calma, no hay posibilidad de equilibrio personal. Y la meditación no es más que una práctica que ritualiza el silencio, de modo que en el día a día haya al menos algún espacio para la escucha y el sosiego.

Para nuestros lectores, ¿cómo puede entrar en la meditación alguien que no lo ha hecho antes?

Yo suelo aconsejar que pongan diez minutos en el cronómetro de su teléfono móvil y que se sienten con la espalda erguida hasta que suene la alarma, procurando no moverse y, simplemente, estar atentos a la respiración. Ya solo eso suele ser toda una experiencia. Nos damos cuenta ante este ejercicio de que la quietud saca a flote la inquietud interior en la que solemos vivir, nuestra zozobra interna, que se manifiesta en molestias corporales de todo tipo, así como en ruido y distracción mental. Si todo eso no se mira, y eso es meditar, al menos en su primera fase, si todo eso no se transita, sencillamente viviremos en la superficie y, en resumidas cuentas, no nos enteraremos de lo que va la vida. Yo recomiendo empezar a meditar solo, hasta que nos demos cuenta de que necesitamos de la enseñanza de quienes ya han transitado por esos caminos.

¿En qué podemos notar que lo estamos haciendo bien?

En muchísimas cosas, aunque casi nunca antes de tres meses de práctica sistemática de al menos 25 minutos diarios: menor irascibilidad, más paciencia, mayor comprensión y generosidad... En pocas palabras: los frutos del cultivo interior son la paz, el amor y la alegría, por ese orden. El camino es largo y escarpado, no lo voy a ocultar. Jesús de Nazaret dijo que la puerta era estrecha. Pero los beneficios son enormes. Tanto que, sin ellos, la vida es una simple caricatura de lo que realmente podría ser si estuviéramos despiertos.

¿Necesitará de un maestro o acompañante?

Definitivamente, sí. Aunque quizá no en un primer momento. Uno puede aprender a leer y a escribir solo, pero desde luego se va mucho más deprisa si se va a la escuela y si te enseña un profesor. Lo mismo que con la palabra, sucede con el silencio. Las grandes cosas de la vida como el amor, la espiritualidad o el arte... no las aprendemos sin los demás. El Espíritu va de persona a persona, es una transmisión energética, no una simple técnica.

¿Qué maestros propone escuchar o leer en este momento?

Muertos hay muchos a los que merece muchísimo la pena escuchar o leer. Entre los cristianos: Jalics, Main, Merton, Enomilla Lasalle, el padre Dávila y Antony De Mello... Entre los no cristianos: Yogananda Paramahansa y Ramana Maharshi sobre todos los demás. También al doctor David Hawkins. Entre los vivos, a mí me han ayudado Gonzalo Rodríguez Fraile, Miguel Ibáñez y Anton Tekkei Coppens.

Usted es autor de Biografía del silencio, ¿qué libros recomienda? ¿Se puede meditar con las Escrituras?

Recomiendo la lectura de El peregrino ruso, un anónimo ruso, y, por supuesto, Ejercicios de contemplación, de Franz Jalics, además de mi propio ensayo Biografía de la luz. La meditación de la que estoy hablando es de silenciamiento, por lo que no se hace con las Sagradas Escrituras. La Biblia ayuda muchísimo al crecimiento interior, en particular los evangelios, pero son para el estudio y la oración mental y afectiva, no estrictamente para la contemplativa.

A raíz de los libros que ha escrito usted se define como un ‘mejor discípulo’. ¿Es necesario hacer yoga o ser un cristiano comprometido, practicante (ser un discípulo) para hacer meditación?

Para hacer meditación no hace falta pertenecer a ninguna confesión religiosa en absoluto. El yoga, por otra parte, y yo no soy ningún experto en yoga, es una forma de meditación en sí misma. Lo único necesario para meditar es tener sed de vida y de verdad, y no padecer ningún trastorno mental. Yo soy un buen discípulo porque he tenido y tengo buenos maestros y porque sigo con mucha fidelidad las disciplinas que me proponen.

Creemos que la espiritualidad es siempre lo religioso, ¿qué es, desde su perspectiva?

La espiritualidad es el cultivo del cuerpo y de la mente por medio de la atención que produce frutos de armonía y compasión. Si estás atento a tu cuerpo y a tu mente, y ese ejercicio te hace ser más compasivo con los demás y más armónico contigo mismo, lo sepas o no, eres una persona espiritual. La religiosidad es el vaso y la espiritualidad, el agua. Si una religión nos da de beber del agua de la vida, bienvenida sea. Si no es así, esa religión no pasa de ser cultura en el mejor de los casos y folclore en el peor.

¿Cómo nos ayudaría el crecimiento y difusión de la práctica de la meditación en sociedades convulsionadas por la violencia?

No voy a decir que nos ayudaría muchísimo, porque es obvio. Diré que es lo único que nos puede ayudar, dado que cualquier cambio exterior que no vaya avalado por una transformación interior, sencillamente no tiene fundamento y no durará. Todo lo que vemos fuera no es más que una proyección de lo que tenemos dentro, de modo que más nos valdría mirarnos un poco por dentro si queremos que el mundo cambie para mejor.

Pablo d’Ors llega a Guayaquil a compartir tres charlas: “El arte de la meditación”, “La espiritualidad del desierto” y “El poder de la pregunta”. Tiene 60 años y su obra comprende ocho novelas, relatos cortos, ensayos, traducciones y obras colectivas. Entre esos títulos destaca la “trilogía del silencio”, compuesta por El amigo del desierto, Biografía del silencio y El olvido de sí.

“Sadhana Yoga Conference” se inaugurará hoy, 8 de septiembre en el salón Clemente Yerovi del Centro de Convenciones con un evento abierto al público, el foro “Yoga, propuesta de paz”, que reunirá a todos los maestros participantes del encuentro: D’Ors, Madhava Naidoo, Swami Premananda y Zain Syed, con la participación especial de la orquesta de cámara del colegio República de Francia.

El 9 y 10 de septiembre la entrada tendrá un costo de $ 150 (por un día) y $ 250 (fin de semana completo). Las inscripciones al evento se realizan en el sitio web SadhanaYogaConference.org. (I)