Es un hecho que la pandemia llegó para quedarse y convertirse en nuestra preocupación número uno, y conviene que empecemos a asimilar nuestra realidad y prepararnos para que en esta guerra de desgaste no suframos más allá de lo que podamos evitar.

Es necesario que nos demos cuenta de que esta lucha la estamos librando en dos frentes: el del virus propiamente dicho (en donde defendemos nuestra vida) y el de sus consecuencias en nuestro ámbito personal, social, laboral, y psicológico (donde defendemos nuestro bienestar).

Sobre el primero las reglas están establecidas y debemos seguirlas al pie de la letra. En el segundo escenario no hay manual de instrucciones; cada uno de nosotros debe usar su inteligencia, experiencia, intuición y sentido común para enfrentar y resolver los problemas que las circunstancias le presenten.

Lo que hemos vivido durante estos casi dos años de asedio nos ha hecho replantearnos nuestras vidas. Hemos tenido que adaptarnos al teletrabajo, hemos aprendido a ser más emprendedores, más realistas, a apreciar más profundamente nuestras oportunidades de reunirnos con amigos y familiares, a ser más agradecidos por nuestras bendiciones.

De esta capacidad para sobrevivir y para reinventarnos debemos hacer uso para encarar los desafíos que nos presentará el 2022, por mucho que las experiencias traumáticas que hemos atravesado nos hayan causado desgaste emocional.

Para preservar nuestro equilibrio mental debemos empezar absteniéndonos de tomar decisiones cuando nuestro estado de ánimo esté exaltado o deprimido; debemos analizar, reflexionar, asesorarnos antes de dar pasos importantes. También conviene saber qué es precisamente lo que nos molesta cuando nos sentimos mal: ¿es miedo, desconfianza, inseguridad, dependencia?

Identificar nuestras emociones es el primer paso para desarrollar control sobre ellas. El siguiente paso es pensar positivamente: el pensar nos hace sentir, el sentir nos hace actuar —de esta manera podemos encauzar mejor nuestras actitudes—. Tenemos que fortificar nuestros vínculos sociales, los amigos son nuestros salvavidas emocionales.

Asimismo, realizar alguna actividad física nos ayudará a lubricar la mente. De la misma manera, aprender algo nuevo, cualquier cosa, será un gran estimulante para tener la mente despierta. Sobre todo conviene concentrarnos en el presente y en lo que podemos hacer hoy, no culparnos por lo que no hicimos ayer. Es un nuevo año, empecémoslo bien, con optimismo. (O)