El estrés, aquella sensación de incomodidad emocional que experimentamos cuando nos vemos frente a una situación difícil, es parte de nuestra vida cotidiana (por ejemplo, se está haciendo tarde, comienza a llover y no podemos encontrar un taxi para regresar al hogar; tenemos temor a los perros y debemos visitar a alguien que tiene uno).

Este tipo de inconveniencia momentánea terminamos resolviéndola o asumiéndola de una u otra forma, luego de haber pasado por un momento de ansiedad o temor. Pero existen otros tipos de estrés, más profundos y más persistentes, que nos exigen realizar cambios en la manera de percibir nuestra realidad y nos pueden obligar a tomar decisiones sobre el futuro propio y el de nuestro entorno. Veamos los principales.

  • Muerte del cónyuge. En estas circunstancias tan dolorosas, la vida cambia de una manera radical y la adaptación a la nueva realidad es sumamente difícil y larga. Existen etapas del duelo que hay que aprender a reconocer, aceptar y superar.
  • Separación o divorcio de la pareja, que trae cambios en la vida de todos, incluyendo las de los hijos cuando los hay. Todos se afectan, todos pierden en un divorcio, por esto es que, aparte de manejar las emociones, hay que aplicar mucho la inteligencia y el sentido común.
  • Cambio de domicilio. Aparentemente no debería generar tanto estrés, pero si es por dificultades económicas (mudarse a un barrio más pobre) o sucede sin haberlo planificado (por motivos de trabajo) o debido a la necesidad de emigrar, adaptarse a un nuevo entorno puede causar daños emocionales a toda la familia.
  • Enfermedades crónicas que causan continuo estrés. La ansiedad generada afecta significativamente al sistema inmunológico, lo que contribuye a que la enfermedad se afiance más y produzca aún más estrés.
  • La pérdida del empleo y las consecuencias en la autoestima, en los sentimientos de culpa y en la economía de la familia crean una situación de incertidumbre que involucra la estabilidad emocional de todos los miembros de la familia.

Debe subrayarse que existe mucha variabilidad en la manera en que una persona se afecta por un evento estresante: un golpe que para alguien puede significar un caos insostenible, en otra persona puede motivar el desarrollo de herramientas emocionales que la guiarán hacia la superación individual. (O)