Es una pregunta que nos hacemos todos con el deseo interior de que las cosas marchen mejor en el año que comienza, y a veces también con el natural temor de que se repitan aquellos eventos dolorosos que hemos atravesado.

Todo inicio trae siempre a nuestro corazón una nueva esperanza. Y esa esperanza es la que nos estimula a proponernos, una vez más, renovados propósitos que nos lleven a cumplir sueños.

Por esto, es necesario no descuidar ese interior en el que solamente cada uno de nosotros, con sinceridad, puede explorar para evaluarlo, para exigirle, para mimarlo. Volver a este interior es indispensable para rescatar dichos sueños y elevarlos a la categoría de “ejecutándose”.

Todo fue una fiesta en días pasados, pero la verdadera fiesta se gesta desde esa fuerza que emana de la fe y la esperanza.

Mujer y trabajo, un dilema que se mantiene

El ser humano tiene el don de volver a esperar, a pesar de los fracasos. La historia y las noticias diarias tienen sobrados ejemplos de personas que vuelven a empezar, a pesar de unos desgarradores sufrimientos o tragedias de las que han sido víctimas. Como la esperanza es lo último que se pierde, somos capaces de entusiasmarnos con la ilusión de nuevos días.

Este es el tiempo para ello.

Encamina tus acciones hacia tus metas, no uses la queja para excusarte, no culpes a otros o a la vida misma por no avanzar. Gira el timón, y no tengas miedo, que caer jamás será un delito.

No hay sombra, por grande que sea, que pueda oscurecer la luz de tu interior, porque esta es siempre mucho más grande. ¡Que tengan un maravilloso año 2024 y que rejuvenezca su espíritu interior! (O)