Las muertes de rinocerontes por la caza furtiva en Sudáfrica, el país que posee la mayor colonia de estos animales en todo el mundo, cayó un 33,7% el año pasado, cuando hubo que lamentar la pérdida de 394 ejemplares frente a los 594 de 2019, informó el Ministerio de Medioambiente.

La notable reducción se debe, en gran medida, a las “circunstancias extraordinarias” impuestas por la pandemia del COVID-19, según detalló el ente estatal en un comunicado. Las restricciones a la movilidad para combatir la expansión del coronavirus limitaron también el acceso y los desplazamientos de los furtivos, que persiguen a esta especie gravemente amenazada por sus cuernos.

A pesar de esta excepcionalidad derivada de la pandemia, los datos confirman una tendencia de disminución de las muertes que Sudáfrica ha logrado mantener ya durante seis años. “Tras diez años de implementación de varias estrategias para combatir la caza de los furtivos locales, que son reclutados y gestionados por sindicatos del crimen, Sudáfrica ha logrado parar la escalada de pérdidas de rinocerontes”, celebró el Ministerio de Medioambiente sudafricano.

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“Aunque este éxito debe celebrarse como una victoria moderada, no podemos volvernos autocomplacientes mientras la creciente demanda (de cuerno de rinoceronte) en los países consumidores asegure un lucrativo mercado negro”, puntualizó en el comunicado la cartera que dirige la ministra Barbara Creecy.

La mayor parte de los ejemplares muertos (245, un 62% del total de las bajas del país) se dio, como es habitual, en el parque nacional Kruger, una de las mayores reservas naturales de África y hogar de la mayor parte de la población sudafricana de rinocerontes. El Fondo para el Bienestar Animal celebró el anuncio, pero afirmó que el elevado número de ejemplares cazados sigue siendo preocupante. (I)