Cientos de migrantes han estado durmiendo afuera del Hotel Roosevelt de Manhattan por segundo día consecutivo, ya que el alcalde de Nueva York, Eric Adams, dijo que la crisis “no ha terminado”. Grupos de solicitantes de asilo, provenientes de varios países sudamericanos y africanos, se alinearon desde el sábado en las calles durmiendo sobre cartones durante la noche porque el hotel para migrantes alcanzó su capacidad máxima.

Varios grupos de migrantes recién llegados a Nueva York pasaron durante el fin de semana a la intemperie y en autobuses aparcados frente al hotel de Manhattan que se está usando para darles alojamiento.

Cientos de migrantes hacen fila temprano el 1 de agosto de 2023 para ser ubicados en el centro de admisión del Hotel Roosevelt en Nueva York. Foto: AFP

Según medios locales, pequeños autobuses con capacidad para unas 15 personas comenzaron a llegar este fin de semana al hotel Roosevelt con el fin de ofrecer a los migrantes -principalmente hombres solteros- un espacio para poder refrescarse en plena ola de calor en la ciudad.

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Cientos de inmigrantes hacían hoy una larga cola de dos calles frente al hotel a la espera de ser ubicados en un refugio y con la esperanza de encontrar rápidamente un empleo para ayudar a las familias que dejaron atrás.

Inmigrantes de Venezuela, Colombia, Nicaragua, Ecuador, Senegal, Mauritania y Chad son algunos de los cientos que durante el fin de semana hicieron cola frente al edificio en la calle 45, a pasos de la Quinta Avenida, en el que la ciudad también estableció un centro de procesamiento.

Sentados en la acera, donde algunos se protegían con sombrillas o cartones del sol que ya comenzaba a calentar, algunos comían “sándwiches o burritos” y bebían agua que les habían distribuido, otros se entretenían jugando con sus celulares o conversaban, y otros, en silencio, parecían perdidos en sus pensamientos.

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“Queremos trabajar” era la respuesta que se escuchaba una y otra vez sin importar el país de origen al responder por qué vinieron a Nueva York mientras hacían la cola que se extendía hasta la calle 46, tras haber obtenido un número que les garantizaba su turno.

El Hotel Roosevelt, que fue cerrado hace tres años, es uno de varios hoteles que se han transformado en centros de emergencia a medida que la ciudad lucha con la afluencia de inmigrantes.

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Plazo para estar en albergues

Algunos estaban al tanto de que la ciudad limitó a 60 días la estadía en albergues para los adultos solteros, hombres o mujeres, para dar espacio a familias con niños, y aunque otros desconocían esa decisión anunciada por el alcalde Eric Adams el pasado 20 de julio, indicaron con firmeza “algo es algo”, o “es tiempo suficiente para encontrar un empleo”.

El flujo de inmigrantes -la mayoría demandantes de asilo llegados desde Latinoamérica- ha llevado a Nueva York desde el año pasado a casi 100.000 personas, de las que más de 52.000 están bajo cuidado de la ciudad, en sitios improvisados, que además de albergue les proporciona alimentos, escolarización y servicios sanitarios, entre otra ayuda.

Muchos inmigrantes recién llegados han estado esperando afuera del Hotel Roosevelt, que se ha convertido en un centro de recepción de inmigrantes, para tratar de asegurar una vivienda temporal. Foto: AFP

Ante el colapso de los albergues públicos el año pasado, la ciudad, con una ley que le obliga a dar albergue a quien lo solicite, tuvo que alquilar hoteles, tanto en la zona metropolitana como al norte del estado, y recurrir a otros espacios para usarlos como refugios, cuya estadía ahora ha comenzado a limitar.

Las crisis latinoamericanas

Según afirmó un inmigrante venezolano, “los presidentes de Suramérica y Centroamérica tienen la culpa” de la emigración porque “han destrozado” sus países, comentó, mientras asentían quienes le rodeaban.

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“Venezuela está en crisis”, afirmó, a lo que un nicaragüense aludió por su parte al “terror en Nicaragua”: “Los que se van pierden la nacionalidad y no puedes ni poner la bandera de tu país en tu casa porque es ir contra el Gobierno”, razón por la cual, alegó, sus paisanos salen “huyendo”.

Por su parte, otro venezolano que escuchaba atento señaló que quieren “aprovechar la oportunidad que nos da el alcalde para salir adelante”, y agregó: “Estamos agradecidos con él”.

La inmensa cantidad de migrantes que llegan de los estados del sur sigue aumentando, como resultado de las políticas que provocaron que miles de solicitantes de asilo invadieran la frontera entre Estados Unidos y México.

Todos buscan empleo

Alex, un venezolano de 36 años, llegó el sábado a Nueva York junto a su esposa tras haber estado dos meses con un amigo en Nueva Jersey, pero “ya no tenemos donde estar”, dijo, y ahora esperan encontrar alojamiento para trabajar y enviar dinero a los cuatro hijos menores que dejaron en Venezuela bajo el cuidado de una abuela.

Los migrantes, muchos de Centroamérica y África, han estado durmiendo en las calles o en otros refugios mientras la ciudad continúa luchando con la afluencia de migrantes cuyo número ha aumentado este verano. Foto: AFP

“No tenemos cómo pagar, no tenemos trabajo ni dónde quedarnos”, indicó Alex, que matizó que no se quiere “quedar, solo trabajar” un tiempo y luego volver a su país, y que no descarta continuar el viaje hacia Atlanta, donde tiene más amigos.

Recordó que en Venezuela tenía un supermercado, pero el “presidente (Nicolás) Maduro nos acabó a todos allá, acabó con las empresas”, lo que le llevó a emigrar hace cuatro meses. “Habrá elecciones dentro de poco y no se sabe qué va a pasar. Eso allí es una dictadura”, afirmó con tristeza.

Mamadou, un senegalés de 30 años, no hablaba inglés pero pudo comunicarse para dejar claro que quiere trabajar e indicó que viajó junto a otros desde Senegal a México y desde allí cruzaron varios países hasta llegar a EE.UU. (I)