Al ritmo de un ‘Zapateando juyayay’ político, Yaku Pérez promueve su postulación presidencial

El ritmo contagioso del Zapateando juyayay, interpretado por el grupo Jayac, pero adaptado a una versión política se reproduce desde una miniván anunciando la llegada del candidato de la alianza Claro que se Puede, Yaku Pérez Guartambel. «A la minga por la vida por aquí, a la minga por la vida por allá… ¡Una sola fuerza, una sola fuerza!» se escucha desde un altoparlante.

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Faltan pocos minutos para las 10:00 del 11 de julio y en la calle Corea en la zona Iñaquito, en el norte de la ciudad capital, hay decenas de simpatizantes y curiosos que están a la espera del candidato a la Presidencia de la República, que mueven los pies alentados por el single promocional.

Banderas azules con el rostro de perfil de Yaku y junto a ella una chakana, símbolo de la cultura andina, se levantan para darle la bienvenida. Ese martes la campaña para los comicios generales del 20 de agosto de 2023 aún no empezaba, pero eran el preludio de la actividad proselitista de los candidatos.

Yaku, que en español significa agua, llega puntual y tomado de la mano de su pareja sentimental, la académica y activista brasileña Manuela Picq.

Precandidatos a asambleístas, como el exsecretario del Parlamento Francisco Vergara, y simpatizantes buscan aparecer junto a Yaku, quien está rodeado por las cámaras de los medios de comunicación. «Con los brazos extendidos, allá vamos», dice brevemente e ingresa al auditorio del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha.

El acto tiene como objetivo entregar al candidato las propuestas de las organizaciones sociales para que, de llegar a ser electo presidente, sean parte de su plan de gobierno denominado Somos Ecuador.

Para estas elecciones, la candidatura de Yaku Pérez la cobija la coalición Claro que se Puede, compuesta por los partidos Unidad Popular, Socialista Ecuatoriano (PSE) y el movimiento Democracia Sí, listas 2-17-20.

No es coincidencia que la militancia de estas agrupaciones políticas esté ahí. Entre ellos, figuras como el del rector de la Universidad Internacional del Ecuador, Gustavo Vega, el académico y fundador del PSE, Víctor Granda, el poeta ecuatoriano Marco Antonio Rodríguez, el presidente de Democracia Sí, Gustavo Larrea, la feminista Karina Ponce o la presidenta del sector metalmecánico de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa, Lorena Cabezas, y otros líderes de la UNE o del FUT.

Yaku y Manuela están en la primera fila para escucharlos. Entre selfis y aplausos, Gustavo Vega tiene a su cargo el discurso principal y lo empieza con una frase de reproche al poder político. Este ha llevado a los ecuatorianos a «bendecir el látigo de quienes nos han esclavizado», dijo.

Vega contó que han decidido «ayudarle un poquito» en la construcción del plan de gobierno, sobre todo en educación pública.

El candidato se alista para subir a la tarima. Se acomoda y pone sobre la cabeza un micrófono portátil para poder interactuar.

De camisa celeste, acorde con los colores de su campaña, y en los pies unas sandalias de cuero, Yaku Pérez, de 54 años y abogado de profesión, es hiperactivo, pero al tiempo se muestra sereno al hablar con su acento cantado, pues es oriundo de Azuay.

Evoca frases del escritor uruguayo Eduardo Galeano sobre la utopía, por lo que espera que no vuelva una época en la que los movimientos indígenas, de trabajadores, de maestros y los partidos fueron «divididos», dice.

Su discurso no es muy largo, pero ofrece que de las «cenizas se levantarán los ecuatorianos», y para ello trabajará en «minga» como le enseñaron sus padres, que pertenecen a la comunidad kichwa kañari.

Eso lo hará si es que el 20 de agosto ganan los candidatos a asambleístas de esta coalición y le dan «gobernanza» para impulsar políticas como la condonación de deudas a sectores productivos por hasta $ 10.000, el pago de la deuda al IESS, proteger el Yasuní ITT, acabar con la violencia estructural…

Más saludos y selfis, Yaku deja el auditorio con otro single musical que ya no es la versión del Zapateando, sino un «Claro que se Puede».

Ese día la agenda de recorridos no es extenuante. Yaku y Manuela se suben a su vehículo y detrás va un patrullero. La caravana vehicular es corta y las actividades se declaran privadas porque grabará algunos videos y luego, a las 14:00, estaría en el barrio Cotocollao, en el noroccidente de Quito.

Bajo un sol que ‘pica’ -como dicen los quiteños-, en el parque de Cotocollao una banda musical lo espera.

Con los equipos de campaña distribuidos por las provincias preparando otras visitas, esa tarde el recorrido de menos de cien personas lo organizan militantes de Unidad Popular; y también están los candidatos a asambleístas Elsa Guerra, Geovanni Atarihuana y Álex Remache.

Pero un detalle descuadraba la presencia de Yaku en la zona. Los alrededores no parecían recibirlo a él, sino a su contrincante de la lista 5.

Un día antes hubo un mitin en el mismo sitio y el parque estaba rodeado de pancartas de los candidatos de esa lista, al igual que los postes y paredes. Pero eso no lo distrajo.

La gente salía de sus locales para verlo. Entre gestos de cariño y también de desinterés, unos le extendían la mano y lo dejaban seguir. Algunas mujeres y adolescentes se le acercaron y los recibía con abrazos y tomaba sus celulares para hacer las selfis.

«Buenas tardes», decía Yaku, que juntaba las manos en un acto similar a una oración para expresar su agradecimiento.

Delante de él y en medio de la aglomeración iba Manuela, que también tomó el megáfono para llamar la atención de la gente que aceptaba que le pongan pulseras azules en las muñecas con la cara de Yaku.

En el tráfico, el joven chofer de un bus sonó el pito con desesperación para llamar la atención del candidato. Sacó el brazo por la ventana y le tomó la mano para preguntarle si ayudaría al gremio del transporte. Yaku, emocionado, le contestó que trabajará por mejorar las condiciones para su trabajo.

«¡Votaré por ti!», gritó y avanzó, pues detrás otros conductores pitaban con ira por salir de la angosta vía.

De repente, a alguien se le ocurrió improvisar un video promocional para Remache. Yaku se puso nervioso y no pudo articular el mensaje y entre risas repetía «otra vez, otra vez». Eran casi las 16:30 y llegaron hasta la avenida de la Prensa, en donde se acabó la jornada.

Este es el segundo intento de Yaku Pérez por llegar a la Presidencia de la República, pues en los comicios del 2021, alentado por el movimiento Pachakutik, del que se separó, le faltaron poco más de 50.000 votos para estar en la papeleta electoral de la segunda vuelta.

Dos años después, ¿Yaku Pérez ha madurado como político? «Siempre uno madura, siempre de joven a veces uno se mueve por la adrenalina y las hormonas, yo me muevo por las neuronas de la mente y del corazón», comentó.

Su asistente intenta tomarle del brazo para apurar su partida, mientras dos agentes de seguridad estatal miran a la defensiva los alrededores. Yaku, Manuela y la asistente se suben a un Renault Duster con un patrullero de resguardo y siguen en esa carrera rumbo a Cotopaxi. (I)