Me complace no haber estado equivocado, al escribir en cartas pasadas, sobre la necesidad de pedir a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que cambie su política de combatir el narcotráfico desde el punto de vista netamente punitivo, pues lo que se conseguía con ello era incrementar el valor de los estupefacientes, lo cual alentaba ese negocio ilícito que ha enriquecido a tantas bandas delincuenciales internacionales, causando muerte y perjuicios enormes a la institucionalidad y economía de muchas naciones latinoamericanas, como nuestro país.

Pues bien, aquí en una noticia publicada el 26 de junio de 2023 se indica que la ONU llama a terminar con la guerra contra las drogas para cambiar el enfoque de esta a la salud y derechos humanos. La ONU pide “reemplazar el castigo con el apoyo y promover políticas que respeten, protejan y garanticen los derechos de todos”. El día que fue publicada esa noticia se conmemoraba el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, cuyo lema en 2023 fue “Las personas primero: basta de estigmatización y discriminación, reforcemos la prevención”. Esta nueva posición de la ONU pide a las naciones un cambio de perspectiva internacional buscando que se respeten los derechos humanos, en lugar de castigar a quienes consumen estas sustancias.

El rincón de la esperanza

De mi parte agrego lo siguiente: el inicio de la solución a tanto perjuicio está dado; los cambios van a tomar algún tiempo, durante el cual los países afectados por el narcotráfico van a tener que seguir con sus campañas contra el narcotráfico, como medidas de corto plazo, hasta que, principalmente los países en donde las drogas se venden a precios altos, adopten lo recomendado por la ONU. Desgraciadamente, habrá que prever que las bandas delictivas cambien su “giro de negocio”. (O)

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Carlos Adolfo González Sánchez, Quito