La luna llena de junio guarda un secreto, ese que las abuelas y abuelos llaman pura tuta, kunanka puramari pakarikun nin.

Las brechas sociales de la ruralidad

Es la luna que anuncia el solsticio de verano, la pronta llegada del día del sol. El día más largo del año que sucede cuando el sol alcanza su máxima declinación hacia el norte. Las comunidades kichwas se preparan para recibir al sol, su energía, su sentido cíclico del tiempo, es la entrada a un nuevo ciclo de vida.

Cada pukyu o fuente de agua es visitado por las personas de la comunidad para limpiarlo, para prepararlo porque es el sitio sagrado que pronto recibirá a su gente en el armay tuta, el baño ritual.

Tumarina/Tulindana - Ritual de purificación

Esta práctica espiritual es parte de toda una celebración/conmemoración en la noche del 21 de junio por el día del solsticio o Inti Raymi en kichwa. Debido a la historia colonial aún se escucha en las comunidades hablar de esta celebración como san Juan, san Pedro, ya que fue una estrategia española de imponernos la religión cristiana superponiéndolos sobre nuestras espiritualidades. Pero también hay nombres como Inti Raymi, que en los últimos tiempos se ha reivindicado. Así mismo existen otros nombres ancestrales como Hatun Puncha, el día más grande, más largo, más importante de nuestra filosofía. El armay tuta es un nombre que aún se conserva desde épocas pasadas y su práctica sigue muy viva en las comunidades.

Cada 21 de junio en la noche nos guía la luz de mama killa, la luna redonda y gloriosa. Se tejen a ella los sonidos del rondín, las voces y el gozo de quienes bailan, el zapateado vigoroso que nos habla del pulso de la madre tierra, nos lidera el sonido estremecedor del churo, uno más adelante que otro saliendo en ecos, ecos delineados entre círculos que advierten la muerte de un ciclo, de un tiempo turbio, complejo o tal vez sabio.

Conmemorando el Kapak Raymi

Cada vibración de la música, el silbido de los humanos, cada movimiento del cuerpo altera las células de la piel y del espíritu. Son los sonidos que nos preparan, nos someten a un tinkuy de emociones, saberes y ritos. Más allá está el rincón con el agua que brilla, sitio misterioso donde albergan los poderes de la luna.

El atado de hierbas se convierte en el hilo que conduce al cuerpo en la renovación con el agua. Un manojo de plantas protectoras como la ortiga, la ruda, el romero, moras kasha, ayudan a la runa a despojarse del chiki, las energías que no sirven y las ofrece al agua.

Rituales de sanación

El agua es aquella que nos habla con su lenguaje vibrante, cada gota que recorre por la piel nos despierta, nos purifica, nos llena de energías nuevas. Justo en medio de la noche dejamos de ser aquellos extraños para existir de nuevo en un ciclo con caminos cortos, largos, anchos, estrechos, con piedras, con plantas, desiertas o secas, entramos a un nuevo ciclo auténtico e innegable.

El armay tuta es recomendable para todos los/las humanos gentiles con la sabiduría kichwa y dispuestos a dialogar con la luna, los sonidos de la noche, el roce de las plantas y el gozo por la existencia. (O)