Los apologistas de Vladimir Putin, el dictador de Rusia que invadió a Ucrania en febrero del 2022, suelen repetir la propaganda rusa que afirma que apoyar a Ucrania al proveerle de armas podría llevar a la “Tercera Guerra Mundial”.

Si se refieren a una guerra nuclear, esta no ocurrirá, dado que la “destrucción mutua” de Rusia y las potencias occidentales estaría garantizada. Pero visto de otra manera, se podría decir que una nueva guerra mundial ya ha comenzado.

Tenemos por un lado el nuevo eje del mal, sobre el cual escribí. Esto incluye a Rusia y los países que le proveen de armas: Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y Siria.

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Arsenal de democracia

China ha intentado mantener una actitud más neutral, absteniéndose en las votaciones en Naciones Unidas para condenar a Rusia, pero sí le vende chalecos antibalas, sensores de imágenes térmicas, drones y otros componentes de uso “dual”. El secretario de Estado de EE. UU., Anthony Blinken, reiteró en China su “preocupación por el hecho de que la República Popular China proporciona componentes que están impulsando la brutal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. China es el principal proveedor de herramientas, microelectrónicos, nitrocelulosa, que son fundamentales para fabricar municiones y propulsores de cohetes, y otros artículos de doble uso que Moscú utiliza para fortalecer su base industrial de defensa”, afirmó Blinken.

La alianza entre China y Rusia se consolidaría en caso de que China lance un ataque contra Taiwán, lo cual le enfrentaría a EE. UU. y la coalición democrática.

El Gobierno de Venezuela, además de estar íntimamente vinculado a Rusia, también ha amenazado con invadir a su país vecino, Guyana.

Irán ha apoyado a varios grupos yihadistas, entre ellos al grupo terrorista Hamás, que lanzó un ataque contra Israel el 7 de octubre. Irán también apoya a Hezbolá en el Líbano, grupo que también dispara misiles y drones contra Israel. Irán lanzó directamente 330 misiles y drones contra Israel el 13 de abril. Una coalición que incluyó a EE. UU., Reino Unido, Jordania y Arabia Saudita apoyó a Israel para impedir que dichos misiles y drones llegaran a la población civil de Israel, como era la intención de Irán. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), nueve misiles lograron impactar a dos bases militares. Irán había lanzado misiles previamente contra Pakistán, Siria e Iraq. Irán también apoya a los hutíes en Yemen, que ha lanzado más de 60 ataques contra buques en el mar Rojo y el golfo de Adén.

En el otro lado, tenemos a EE. UU., Canadá, países europeos miembros de la OTAN, Japón, Australia, Corea del Sur y otros países democráticos, los cuales están apoyando a Ucrania en su resistencia a la invasión rusa.

Si bien la mayoría de los países en desarrollo votaron para condenar la invasión rusa de Ucrania, vergonzosamente Brasil, India y Sudáfrica continúan reuniéndose con Rusia (y ahora Irán) en el grupo BRICS. Si bien dicho grupo se supone que es económico, es lamentable que mantengan relaciones a ese nivel con Rusia e Irán.

Argentina, que bajo Fernández había solicitado también membresía en BRICS, dio marcha atrás bajo Milei, quien ha expresado su apoyo firme a Ucrania. Colombia, en cambio, que llegó a establecer un acuerdo de asociación con la OTAN, ahora parece estar acercándose al “eje del mal”, y rompió relaciones con Israel.

Es probable que las dos coaliciones sigan enfrentándose en conflictos locales, y no lleguen a un conflicto militar directo. Sería un conflicto menos “frío” que la Guerra Fría, pero sin llegar a los niveles de enfrentamiento de la primera y segunda guerras mundiales. (O)