El sistema estadístico ecuatoriano pasa por su peor momento en la historia. Las estadísticas públicas son un catalizador de las capacidades del Estado. Si un gobernante no cuenta con datos actualizados, legítimos y precisos su función es afectada. Si prestamos atención a la muy pobre condición de estadísticas públicas, no debería sorprendernos la limitada capacidad de gobernar. Veamos algunos ejemplos.

Respecto al desempleo y subempleo el Estado no cuenta con datos que reflejan la realidad. El INEC hace algunos años modificó la definición del subempleo lo cual provocó que el indicador se desinfle en 20 puntos. Hoy en día, se asumen como verdad reportes que describen al país casi sin problema alguno. Según estos reportes, el desempleo navega en niveles del 5 %, pero se le presta poca atención al subempleo. Si el subempleo fuese calculado con metodologías realistas, llegaría al 45 % que, sumado al 5 % de desempleo, representa a la mitad del mercado laboral. Si se supiera que el 50 % del mercado laboral está en problemas, tal vez tomarían otras decisiones.

Ecuador, última llamada

Salario de jefes disminuyó un 1,1 % en noviembre, y postulación de mujeres a trabajos también decayó

Otro problema es la pobreza. Para que este fenómeno sea correctamente medido se necesita un censo de calidad. Para todos es evidente el fracaso del censo del 2022. Son innumerables las quejas de mala administración. Los errores incluyen maltrato a censistas, errores metodológicos e improvisación. Para citar un par de ejemplos hay evidencia de que en ciertos casos el censo ha sido realizado vía WhatsApp, en otros casos censaron a los vecinos para reemplazar a los ausentes. Las quejas incluyen rechazos políticos de toda tendencia. La Asamblea Nacional, con votos de todos los partidos políticos, incluyendo al bloque gobiernista, votó por una resolución unánime llamando a dos auditorías urgentes. ¿Quién podría gobernar con datos de esa calidad?

Recomponer esta (...) situación no es simple. Pasa por repensar los mecanismos de control y vigilancia técnica sobre el INEC.

Qué sucede si no hice el censo en línea del INEC

En el caso de desnutrición infantil, proyecto bandera del Gobierno, el INEC distribuyó información de indicadores irreales, altamente dependientes de los factores de expansión. Sin entrar en detalles técnicos, se publicó información tergiversada por una decisión política interna. El descalabro provocó auditorías externas a las que el INEC no permite acceso. Entidades como Unicef, OPS y el Ministerio de Salud deberían vigilar y transparentar estas decisiones que van más allá de visitas esporádicas a campo. ¿Cómo evaluar la desnutrición si no se permite transparentar auditorías?

Existen otras áreas con banderas rojas. La Encuestas de Ingresos y Gastos, esencial para indicadores de inflación, sufrirá serias modificaciones en su calendario. Los datos de inseguridad ya no cuentan con coordinación interinstitucional. No debe causar sorpresa la dificultad de tomar decisiones en seguridad, desnutrición, pobreza o desempleo si las estadísticas sufren problemas estructurales. Recomponer esta triste situación no es simple. Pasa por repensar los mecanismos de control y vigilancia técnica sobre el INEC. Si nadie audita su gestión, sus decisiones se basan en criterios de supervivencia política. La otra opción es confiar en un sistema desprestigiado y seguir gobernando a ciegas. (O)