Ante el torrente de casos de corrupción durante el correato, la ciudadanía reacciona exigiendo que se cobre a los corruptos la plata de las coimas. Hasta ahora no se lo ha conseguido; además las coimas son solo la punta del témpano del dinero perdido. Veamos dos ejemplos.

Caso de la estructura de corrupción en ventas de crudo montada en 2010, con Nilsen Arias a la cabeza. Arias se mantuvo hasta el fin del correato.

Un juzgado de New York sigue juicio a Arias por lavado de dinero. Arias se declaró culpable y está cooperando. Reconoció haber recibido coimas por $ 22 millones. El 20 de abril el juez le impuso una multa de $ 13,5 millones (por lavado, no por coimado). Lo recuperado por la multa se queda en EE. UU. y no se la entregará a Petroecuador porque la corte la considera el primer eslabón en la cadena de corrupción.

Odebrecht dice que sí alertó en 2014 a Petroecuador sobre condiciones de los suelos en terminal Cuenca

Arias deberá cantar claro; ¿se sabrá quiénes entre sus superiores también se beneficiaron? Las coimas son mucho más que $ 22 millones. La estructura de corrupción en la venta de crudo consistía en triangular con petroleras estatales asiáticas y cuatro traders petroleras. El representante de una trader reconoció que pagó, al menos, $ 70 millones en coimas a funcionarios locales.

La justicia estadounidense entregó a la fiscalía la evidencia, por lo que es de esperar que demande y logre la sentencia de los involucrados. Pero a juzgar de lo que ha pasado con Jorge Glas y otros, los culpables no devuelven el dinero y salen libres.

Pero aun si se recuperase esa plata, las coimas a lo sumo serían un par de cientos de millones de dólares, y a cambio de las coimas los funcionarios permitieron que los intermediarios perjudiquen a Petroecuador en alrededor de 5.000 millones de dólares, según el presidente de la Comisión de Fiscalización.

A cambio de unos cientos de miles de coimas, el Estado se perjudicó en cientos de millones...

Caso construcción del poliducto Pascuales-Cuenca, contratada en 2013. Ecuador demanda un reparación de $ 281 millones a Odebrecht por la pésima calidad de la obra y Odebrecht se defiende diciendo que Petroecuador le entregó estudios defectuosos. Los estudios los hizo Caminosca.

Caminosca realizaba estudios para obras públicas para Celec, Ministerio de Transporte, Flopec y el Municipio de Quito para el Metro, entre otros. En 2012 la compró Cardno, empresa australiana, que mantuvo a los antiguos dueños como funcionarios. En 2016 Cardno se percató de irregularidades y contrató a Kroll para que investigue tres contratos para estudios. Kroll encontró en el contrato Toachi Pilatón al menos $ 150 mil en pagos a un funcionario identificado como “Vidrio”; en Sopladora se pagó al menos una coima de $ 1,2 millones; igual en Minas San Francisco. En 2017 un tribunal arbitral de Miami exigió a los funcionarios que devuelvan la plata de la compra de la empresa, y que se deshaga la transacción. Cardno no suministró la información de Kroll a las autoridades nacionales, porque entre estas autoridades había algunos de los coimados.

Si Caminosca, fiel a su modo de operar, pagó coimas para que le contraten los estudios del Pascuales-Cuenca, se entiende que los funcionarios públicos no hayan puesto reparos a la calidad de los estudios. A cambio de unos cientos de miles de coimas, el Estado se perjudicó en cientos de millones y Cuenca no se benefició con tener un poliducto de buena calidad. (O)