Sobre la anunciada candidatura a la reelección de Guillermo Lasso, mejor la dejamos pasar de largo. Concentrémonos en los rostros de la insistencia en el poder local, que se viene fuerte en las elecciones seccionales, pues cuando apenas –a propósito del cambio de año– hayamos descarado todo lo violento, falso, vacío y hueco con lo que nos agobió el 2022, nuevamente la vorágine electoral tratará de llenarnos el cántaro con las promesas de campaña.

Y se nos vienen cuentos de grueso calibre. Como aquel que dice que siempre supieron qué hacer con el tema de la inseguridad, solo que no los tomaron en serio. Ni se tomaron en serio cuando eran poder, aquellos que lo extrañan.

No, si las cosas son mucho peor, y repasarlas nos obliga empezar por los de la reelección en Cuenca. El señor Pedro Palacios, actual alcalde –y al tenor de las evidencias, futuro exalcalde– decidió –no sabemos por recomendación de quién– ejecutar en las vísperas de la campaña electoral decenas de obras en simultáneo a lo largo y ancho de toda la ciudad, una sola de ellas de gran envergadura, el resto molestosos parches que han ocasionado problemas de circulación.

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Apurado por sacarle partido electoral a las ‘obras’, se aventuró a inaugurarlas sin que estén acabadas; fue el caso de un paso deprimido al que le faltan accesos y complementos, no pasaron doce horas de la inauguración de un par de carriles, que ya aparecieron filtraciones. Palacios fue electo en el año 2019 con el 29 por ciento de los votos cuencanos, y las evaluaciones públicas a su gestión lo ubican como un firme candidato a la exalcaldía permanente.

Los viejos rostros tratando de mantener el patriarcado y sus errores, justo cuando la memoria pública está al alcance de un clic.

La segunda figura que ya fue poder, solo que no ejecutó lo que nuevamente ofrece, es Paúl Carrasco Carpio. Inteligente opositor del correísmo, que de allí no ha pasado; más bien ha retrocedido en su capital político.

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Carrasco regresa, si las cuentas no fallan, como por la octava o novena representación política con nueva camiseta; esta vez con CREO, partido de Guillermo Lasso. En febrero de 2021 alcanzó un 0,21 por ciento de votos para su candidatura a la Presidencia de la República. Así llegaba tras dos periodos como prefecto del Azuay y una estrepitosa pérdida como candidato a alcalde.

Su retorno lo ha preparado desde las redes como esperpento que sale de un ataúd, promocionando las extravagancias de los moteles o fingiendo ser un limpiaparabrisas; poco serio para la titularidad en cualquier partido, aunque siempre en la palestra de lo público.

Y un tercero que se niega a dar un paso al costado es Marcelo Cabrera, exministro de Obras Públicas del actual Gobierno; exalcalde, exprefecto y muchos ex más que sienten en su corazón el “fervor de servir”. Aunque las encuestas lo favorecen, su incapacidad como ministro para resolver el aislamiento vial al que está sometida su provincia pasará factura. Lo del “aislamiento” no es un “tema aislado”: la conexión terrestre desde y hacia el Azuay es la misma que de las décadas de los noventa.

Los viejos rostros tratando de mantener el patriarcado y sus errores, justo cuando la memoria pública está al alcance de un clic. Por ahora dejemos para el 2023 el repaso de los nuevos rostros. (O)