La firma de Oswaldo Viteri (1931 -2023) lo dice todo: convicción, temperamento, movimiento y contraste. Con fuerza y definición autentifica una expresión artística libre, digna, íntegra y fraterna. Principios fundamentales que convierten su obra en una potencia creativa intensamente humana, esencialmente universal.

Un arte libre, que ejerce el derecho a la libertad personal y se materializa en la acción creadora. Una libertad inalienable e intransferible reflejada en la personalidad de sus trazos. Expresiones del pensamiento racional, del sentimiento intuitivo y la ilusión espiritual fusionadas en composiciones libres, autónomas y propias. Al intervenir en el lienzo o en el papel se rompe un silencio donde la censura no tiene espacio, no tiene control.

Falleció el pintor ambateño Oswaldo Viteri a los 91 años

Un arte digno, que reclama el respeto a la dignidad humana, directamente vinculada con el autoestima del ser. Fundamento y razón del esfuerzo creativo, que reivindica una condición necesaria de la conciencia moral de la sociedad. Un derecho indefectible, necesario para descubrir el objetivo del arte, que a través del volumen y la forma, la luz y la sombra revela el misterio profundo del ser: su dignidad.

Un arte íntegro, donde el derecho a la integridad garantiza la vitalidad del proceso expresivo con trazos limpios, horizontales y verticales, condicionados por una honestidad auténtica, comprometida con la realidad y el momento de la verdad. Pinceladas gruesas, sutiles, pesadas y ligeras emergen de la transparencia del aire y la luz para delinear expresiones vivas, reales, imaginarias o místicas cargadas de emoción espontánea.

Oswaldo Viteri

Un arte fraterno, que activa el derecho de los pueblos, la solidaridad y la paz frente a una fractura social expresada en violencia, dolor y miedo a través de una cromática de contraste: negro y blanco, rojo y negro. Armonizar la diversidad cultural, a partir del respeto a la diferencia, exige un arte que rompe con la rigidez de los formatos y explore incansablemente un nuevo lenguaje que se reinventa en el óleo, la tinta, el collage o el ensamble, integrando un diálogo con la naturaleza: tierra, fuego y agua, para alcanzar colores vibrantes, intensos y sostenibles.

Un arte universal, donde cada creación es indivisible e interdependiente; vinculada a un temperamento creativo en constante exploración, una forma de ser y estar para crear, innovar y transformar una realidad que se sostenga en el tiempo como un patrimonio común que trascienda a partir de la muerte, y que nos responsabiliza a ejercer una salvaguarda comprometida con el arte perenne, para que no muera, que se cultive, que no duerma; un arte que nutra a un nuevo arte.

La calidad y potencia de las pinceladas de Viteri construyen una memoria estética que nos revela nuestra historia, nuestra cultura y nuestra identidad y al mismo tiempo nos proyecta y sensibiliza hacia el futuro de la humanidad; desde su belleza se articulan los principios de la libertad, la dignidad, la integridad y la fraternidad; porque Viteri firma un arte fundamental: un arte que es derecho y un derecho que es arte. (O)