Diez horas tienen hoy los ecuatorianos para el sufragio, de 07:00 a 17:00. Se elegirá al nuevo presidente de la República, después del decreto de muerte cruzada producto de una crisis política en la que se enfrentaban Ejecutivo y Legislativo.

Sabiduría para la persona electa hoy, a fin de que pueda detener el fantasma de esa crisis y frenar las otras igual de dañinas para el desarrollo de la nación, es el deseo de todos. Tomar el mando dejando atrás la campaña y las confrontaciones tiene su peso en pro de la gobernabilidad, pero el elegido o la elegida no lo hará solo y eso lo debe tener claro, pero también el resto de actores políticos, sociales, económicos y la ciudadanía. Sacar adelante al Ecuador es una tarea conjunta.

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La hora clave llega y no es precisamente la elección, sino la de unirse para marcar una hoja de ruta que beneficie al Ecuador. El trabajo que se haga en transición debería marcar positivamente la historia política del país.

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Desde la Alcaldía de Guayaquil se han hecho llamados recientes para hacer una tregua después de hoy domingo.

Para avanzar en la propuesta es básico que sin pérdida de tiempo se dé un segundo paso: liderar un encuentro con la sociedad organizada, gremios, cámaras, entes colegiados, academia, que puedan apoyar propuestas técnicas, reales, con patriotismo. Y que participen los políticos de las diversas tendencias, libres de intereses electoreros, sin egoísmo, dispuestos a comprometerse con las buenas ideas.

La crisis de inseguridad amerita unidad para no seguir cayendo en un abismo donde la inestabilidad hace que la delincuencia organizada saque provecho.

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La crisis política llevó a utilizar por primera vez la muerte cruzada. Hubiera sido mejor un diálogo racional, serio, maduro y se evitaban efectos económicos y sociales que ahora también se deben enfrentar. Hay una nueva oportunidad de tender puentes entre Legislativo y Ejecutivo.

Ecuador es un país de gente que no se rinde y merece que sus políticos le ofrezcan mejores días. (O)