Ya me he referido en columnas anteriores a los memorables encuentros de los clubes Centenario y Norteamérica con los marinos del buque inglés Cambrian en diciembre de 1921 y de la promesa del capitán J. Steward de enviar un trofeo para disputarse en Guayaquil entre clubes de la ciudad o del país.

El 24 de junio de 1923, durante la inauguración del estadio de Puerto Duarte, levantado por la Federación Deportiva Guayaquil, el cónsul de Su Majestad Británica, Mr. W. C. Graham, comunicó a Manuel Seminario Sáenz de Tejada, presidente de la federación, que había llegado un trofeo en forma de escudo, valorado en 400 libras esterlinas.

La federación, ante el compromiso de organizar su disputa, formó el llamado Comité Cambrian para que fije las bases de la contienda y la fecha de las confrontaciones. En septiembre de 1923 el Comité, presidido por el cónsul Graham, emitió el reglamento y propuso que se invite a equipos de Quito y Riobamba para que enfrenten al seleccionado guayaquileño durante las fiestas de octubre. El 8 de octubre de 1923, cuando recién asomaban las luces de la mañana, las calles aledañas al estadio, casi despobladas, se llenaron de ruidos que producían masas de aficionados y varios vehículos que se dirigían a la sabana de Puerto Duarte para la apertura de la disputa del que fue luego el histórico Escudo Cambrian.

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Carlos Puig, el gran goleador guayaquileño de los años 20.Abajo con Alfredo Barreiro, capitán del Gladiador. Al centro Manuel Seminario

A las 08:00, a un costado del campo estaban ya calentando los porteños de una de las dos selecciones que había integrado la federación: el Team Probable. A poco salieron los jugadores del club Gladiador y pronto todos se alinearon bajo las órdenes del árbitro, el respetable Mr. Alfred Cartwright.

Los porteños formaron con Raymundo Ycaza; Efraín Pantera Blanca Llona y Heliodoro Castro; Alberto Jurado González, Arturo Puig (capitán) y Efraín Aragundi; Jacinto Chileno Vélez, Luis Rangel, Carlos Puig, Servio Moreno y Polibio Moreno. Los quiteños alinearon a Enrique Mosquera; Carlos Maya y Gustavo Salgado; Luis Antonio Endara, Ricardo Zambrano y Jorge Naranjo; Gabriel Campaña, Alfredo Barreiro, Manuel Lalama, Juan Patiño y Alberto Garcés.

El fervor había llegado a su clímax cuando se dio play. El equipo guayaquileño era claro dominador, pero a los 10 minutos se produjo un hecho casual que originó la debacle: la lesión de su líder y estratega Arturo Puig. El ánimo no decreció pese a la salida de Puig y a los 12 minutos una combinación entre Carlos Puig y Polibio Moreno terminó con potente disparo de Polibio que Mosquera no pudo retener. Salgado quiso evitar el remate y cometió falta penal. Carlos Puig cobró, pero el arquero quiteño alcanzó a bloquear.

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El balón quedó saltando para que el astuto Servio Moreno marque el primer gol del encuentro. Gladiador fue en busca del empate y a los 20 minutos un sorpresivo tiro de Lalama venció a Ycaza. La salida de Puig empezó a notarse en el andamiaje porteño.

El dominio de Gladiador era ostensible. Cuando iba a terminar el primer tiempo, Garcés, con recio remate, puso el segundo gol quiteño. A poco de iniciada la segunda etapa Servio Moreno puso un raro gol de chanfle que ya comentamos en esta columna, pero Patiño y Endara desnivelaron la cuenta para poner el final: 4-2 a favor del capitalino Gladiador.

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El 9 de octubre se midió el Team Posible con los riobambeños del club Wrestler. Esta vez los porteños formaron con Juan Chérrez; Alberto Jurado y Juan Esteves; Barrezueta, Agustín Febres-Cordero y Efraín Aragundi; Carlos Chileno Vélez, Antonio Pibe Vallejo, Carlos Puig, Guillermo Landívar y Polibio Moreno. Los riobambeños pusieron a Julio Solarte; Marco Fiallo y Francisco Dávalos; Eduardo Dávalos, José Rubio y Luis Espinoza; Heraclio, Virgilio y Alberto González, Fernando León y Luis Gallo. Landívar probó a Solarte que cedió un córner. Cobró Moreno y el brioso Carlos Puig sintonizó un centro para despedir un furibundo balonazo que abrió el marcador.

A los pocos minutos Vallejo cobró otro córner que recibió Moreno para habilitar a Landívar, cuyo disparo rechazó Solarte en artística volada. Cuando iba a terminar el primer tiempo se formó una “rosca” en el arco de los riobambeños. Vélez recibió el esférico, centró y Carlos Puig empalmó para anotar. El primer tiempo terminó con soberbia atajada de Chérrez ante disparo de Alberto González.

En el segundo tiempo, a los 55 minutos, el goleador Carlos Puig volvió a marcar y poco después Agustín Papá Agucho Febres-Cordero avanzó arrollador desde el centro del campo para enviar fuerte tiro que se convirtió en el cuarto gol. A los 30 minutos, un centro del veloz alero Vélez sirvió para que Puig aumentara el score con un gol magistral. El implacable artillero local estaba en una mañana inolvidable. El sexto y último gol fue de su cosecha aprovechando una habilitación de Antonio Pibe Vallejo.

Gladiador tuvo la oportunidad de llevarse la primera edición del Escudo Cambrian con solo derrotar al conjunto de Wrestler, vapuleado por los locales. El 10 de octubre se produjo la sorpresa cuando los riobambeños derrotaron sin apelaciones a los quiteños ante miles de personas que alentaban a los riobambeños tratando de que se produjera un empate con los quiteños si caían, como en efecto ocurrió.

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El cónsul Graham informó que el Comité que presidía iba a reunirse para decidir la posesión del Escudo. En la reunión se discutieron algunas reclamaciones y se procedió a aplicar el reglamento. En su dictamen el Comité Cambrian señaló que “por justicia y con el beneplácito de los teams quiteño y riobambeño, se resuelve que la ciudad de Guayaquil seguirá defendiendo el Escudo Cambrian como tenedora de él”, tomando en consideración que Guayaquil tenía “mayor score de goals” al haber acumulado ocho tantos a favor y cuatro en contra.

Con críticas a los dirigentes por la errónea conformación de dos selecciones y algunos consejos para afrontar la dirimencia del Escudo en 1924, se dio punto final a la primera e histórica disputa del que sería el más famoso y codiciado trofeo del fútbol nacional.

El Escudo Cambrian.

Cada año se esperaba la llegada de octubre para disfrutar de los grandes encuentros por la disputa del Escudo Cambrian. Todo duró hasta 1931, en que se jugó por última vez. Sirvió de manera decisiva para el desarrollo del balompié en todo Ecuador. En 1928 se jugó al modo de un campeonato nacional de selecciones y se incorporaron por primera vez Manabí, Los Ríos y Azuay, junto a Guayas y Pichincha.

Hoy se cumplen 100 años del inicio de la disputa tan significativa. Como de costumbre, los organismos deportivos nacionales no han dicho nada. Total, la historia no importa porque no deja ganancias y es preferible ignorarla o propalar burradas casi siempre rentables. Hace algunos años, en una vitrina de la Federación Deportiva del Guayas, vi el Escudo junto al del club Ecuador, fundado en 1902.

Ojalá esté aún y no lo hayan echado a la basura, como el archivo de la Federación Deportiva Nacional del Ecuador que con tanto esmero creó don Gerardo Guevara Wolf desde 1946 y que existió hasta la presidencia de Julio Ramírez Mora. Luego vino el diluvio y el archivo desapareció. (O)