La principal función de la justicia es resolver conflictos aplicando la ley. Pero la realidad es que la justicia se ha convertido en una fuente más de conflictos. En efecto, no es exagerado decir que no hay peor pesadilla para un ciudadano que el verse involucrado en una disputa y que ella deba ser resuelta por un juez. En ese caso ya no sería un conflicto sino dos con el que tendría que lidiar.