Tener una buena salud mental te permite reconocer lo que sientes y poder expresarlo; te evita quedarte con la frustración y el peso de cargar con emociones inexplicables hasta enfermarte o colapsar.

También te deja arriesgarte a nuevos retos, aunque sepas que todavía no dominas esa materia.

¿Y si te equivocas? Una buena salud mental te permite darte cuenta de que no es el fin del mundo y te aleja de esas angustias o ataques de pánico que son tan comunes hoy en día.

Salud mental es autoevaluarte sin sobrepensarlo; es verte al espejo como realmente eres sin una ansiedad que te genere inconformidad.

Salud mental es que tu voz interna pueda ser compasiva cuando te equivocas, y te consuele. Que no sea la voz de un juez implacable que te azota porque no lograste algo a los niveles que esperabas.

Es adaptarse y generar una nueva respuesta a los cambios que te presenta la vida sin que te muestres rígido. Es un constante: “¡Ah!, no me salió esto. Ahora lo intento de otra forma”.

Es sentirte suficientemente bien contigo mismo, con quien eres, con el cuerpo que tienes y con lo que haces, porque los hábitos que has asumido en tu diario vivir te dan poder sobre ti mismo y no eres esclavo de los deseos y las circunstancias. Y, por eso, te sientes satisfecho contigo mismo.

La cuestión es que, a medida que una persona vaya madurando, adquiera cada vez más y más formas de afrontar exitosamente las adversidades.

Porque la curva natural de la vida es que perdamos a personas que amamos en el camino, que enfermemos, cambiemos de trabajo, tengamos dinero o un día no lo tengamos, tengamos un rol laboral y luego ese cambie, que tengamos motivos para sufrir.

Esa es la vida. No hay otro formato: es ganar y perder, es reír y llorar, es amar y sufrir.

Lo que estamos viendo en este momento es que esos recursos psicológicos para afrontar la vida real no están siendo desarrollados, y muy tempranamente se ve cómo muchos adolescentes y adultos tienen un problema de salud mental, ansiedad, depresión, trastornos de alimentación u otros por no poder hacerles frente a situaciones dramáticas pero naturales de la vida.

De eso se trata la salud mental y por eso es tan importante saber cómo desarrollarla de forma óptima para uno mismo y para aquellos a quienes tenemos a cargo. (O)