Son pocos los lugares en la ciudad en donde a través del uso de elementos sencillos, pero al mismo tiempo fuertes visualmente, me han podido transportar mentalmente a mi infancia gastronómica. La Popular, una fritadería de pueblo, como ellos mismos se califican, reúne en su menú la mayoría de platos típicos con los que crecí en el Guayaquil de hace cuatro décadas.