Los virus que causan el dengue y el virus que causa el COVID-19 pueden provocar síntomas similares en las primeras etapas, dicen los CDC.

Durante la pandemia por COVID-19 también se han reportado casos de dengue. Ambas enfermedades se parecen en que tienen manifestaciones leves y pueden recuperarse en casa, pero también hay casos que se agravan y pueden ser mortales.

Cualquier persona de cualquier edad puede enfermarse gravemente con dengue o COVID-19. Pero los efectos graves son más probables en adultos con enfermedades crónicas como diabetes y trastornos cardiacos.

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Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos ofrecen una guía comparativa entre el dengue y el COVID-19.

DENGUECOVID-19
El dengue se transmite por medio de la picadura de mosquitos de la especie <i>Aedes</i>.El COVID-19 se respira, se transmite por vía aérea, de persona a persona, por gotas respiratorias.
Su periodo de incubación generalmente es de 5 a 7 días.El periodo de incubación del COVID-19 se extiende hasta 14 días, pero los síntomas suelen comenzar entre los 4 y 5 días después de la exposición.
Cuando es leve a moderado, hay una fase de fiebre, dolor de cabeza y ojos, dolor muscular, náuseas, vómitos, sarpullido, leucopenia.En la enfermedad leve a moderada hay fiebre, tos, fatiga, dificultad para respirar, falta de apetito, dolor muscular, pérdida del gusto o del olfato, náuseas o vómitos, diarrea, dolor de garganta.
Cuando es grave, hay dolor o sensibilidad abdominal, vómitos persistentes, acumulación de líquido, letargo y ansiedad. Puede producirse <i>shock</i> por aumento del hematocrito, hemorragia intensa, dificultad respiratoria y deterioro grave de los órganos, principalmente el hígado y el corazón.En la enfermedad grave, hay dificultad respiratoria aguda entre los 8 y 12 días, e ingreso a cuidados intensivos a los 10 o 12 días. Aquí hay también <i>shock</i> y falla multiorgánica sistémica.
En la fase crítica puede haber un deterioro rápido entre 3 y 7 días después del comienzo de la fiebre.El deterioro, en estos casos, suele producirse después de una semana de adquirir la enfermedad.
Los factores de riesgo de enfermedad grave por dengue son la corta edad (en los bebés), una segunda infección por dengue (más frecuente en niños y jóvenes) y personas con afecciones crónicas (diabetes, asma, enfermedad cardiaca).Los factores de riesgo de enfermedad grave por COVID-19 son la edad (65 años o más), enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad respiratoria crónica, hipertensión, accidentes cerebrovasculares previos, enfermedad hepática, obesidad, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedad renal crónica, inmunodepresión (VIH mal controlado, tratamiento contra el cáncer, uso de corticosteroides, fumar).

¿Puede darme dengue inmediatamente después del COVID-19?

Carolina, de 33 años, tuvo infección por coronavirus con manifestaciones leves a mediados de abril del 2021. Lo superó en el tiempo esperado y experimentó una mejoría temporal, porque a mediados de mayo empezó a tener fiebre, dolor de cabeza intenso, náuseas y malestar general, y temió haberse reinfectado o tener una recaída.

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Pero los exámenes de laboratorio confirmaron que tenía dengue. Pronto tuvo sarpullido y deshidratación, se le pelaron los labios y perdió el apetito. Esta enfermedad fue para ella mucho más fuerte que el COVID-19, y le causó mayor ansiedad. Hasta ahora no recupera el gusto ni el olfato.

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El doctor Felipe Mendoza Morán, médico cirujano, explica que la enfermedad por coronavirus deja a la persona debilitada ante otras enfermedades. El virus afecta las células mucosas (digestivas y respiratorias) y deja lesiones; la mucosa necesita regenerarse”.

La pérdida del olfato es uno de los signos de COVID-19.

Cuando se ha tenido COVID-19 y luego se contrae una infección por dengue, los síntomas se potencializan.

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El doctor Mendoza explica que la duración de la enfermedad por SARS-CoV-2 es de hasta 6 semanas, y que los anticuerpos, en promedio, permanecen por 140 días.

“El organismo tiene memoria inmunológica, que está a cargo de los linfocitos T y células B. Los anticuerpos eventualmente desaparecen, pero la memoria inmunológica permite que estas células, ante una nueva exposición, elaboren anticuerpos en cuestión de horas”.

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Pero esto no sucede con todos los que han superado el COVID-19. “En algunas personas, la producción de anticuerpos es deficiente”.

El dengue posterior a la enfermedad por coronavirus puede cursar con fiebre intensa, deshidratación, dolor de cabeza, dolor muscular. “Llegan los huéspedes oportunistas: aumentan las bacterias patógenas en la flora intestinal, y causan infecciones del tracto gastrointestinal. El organismo queda desgastado, con pérdida de fuerza, entusiasmo y energía”.

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Mendoza recomienda tratar de mantener un estado de salud lo mejor posible. “Haga evaluar su perfil lipídico, siga un plan nutricional”. El perfil puede indicar el riesgo de una persona de padecer enfermedades cardíacas. “Y haga ejercicios”. (I)