La exigencia de colocar el semáforo nutricional, aviso de transgénicos, listado de ingredientes, fecha de caducidad y otros elementos, que forman el etiquetado de un producto, no se cumplen en un 6%.

Así lo asegura Angélica Tutasi, coordinadora de Nutrición, Seguridad y Soberanía Alimentaria del Ministerio de Salud Pública (MSP).

“Es un incumplimiento del etiquetado, puede ser del semáforo o que el semáforo no está conforme con la fórmula o cantidades que tiene (un producto) u otros complementos al etiquetado general”, explica.

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Este porcentaje de incumplimiento se visibiliza tras la evaluación realizada por la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), adscrita al MSP, en el periodo 2015-2017 sobre la implementación de la política pública, que incluye la vigencia del semáforo nutricional desde agosto del 2014.

El estudio arrojó que en el 2015 el cumplimiento del etiquetado de los alimentos procesados fue del 83%, en 2016 del 93% y en 2017 del 94%.

Javier Quintero, director de Normativa de Arcsa, hace énfasis en una de las exigencias del etiquetado como el semáforo nutricional (representación de niveles de grasa, azúcar o sal en colores). Asegura que es tanto para productos nacionales como importados.

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Cuenta que la única excepción es cuando la composición del producto es totalmente natural como la miel.

Por parte de la industria alimentaria, el Ministerio y Arcsa hicieron una encuesta vía web en 2017 para evaluar el impacto del semáforo nutricional.

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Esta encuesta dio como resultado que de 212 empresas catalogadas como “grandes”, el 23% modificó sus formulaciones respecto a las concentraciones de los componentes críticos (grasa, azúcar y sal).

Además, que el 40% del total de las empresas consultadas reportó la generación de nuevos productos con medianas y bajas concentraciones en dichos componentes.

Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), señala que desde que rige el semáforo nutricional las empresas sí han realizado una serie de reformulaciones en los productos.

Refiere que iniciaron con 80% de productos con el indicador en rojo (nivel alto) y ahora está en menos del 40%.

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Sin embargo, considera que a esta exigencia aún le faltan detalles como colocar la cantidad exacta en gramos para los niveles alto, medio y bajo.

“Que conste (en el semáforo) cuánta sal se está consumiendo en una porción y eso permitirá comparar marca por marca. (Por ejemplo) la que es menos roja que la otra”, explica.

Añade que como mecanismo de alerta es correcto, pero que también debe ser educativo.

Según el MSP, el 56,76% de las empresas percibe que la implementación del semáforo nutricional les ha afectado negativamente. Mientras, el 25,68% indica que no les afectó y el 17,57% restante declara que este sistema gráfico tuvo un efecto positivo.

Wahli señala que al inicio hubo un impacto en el yogurt y cereales, pero de a poco se fue recuperando; sin embargo, con la leche menciona que aún no se levanta totalmente.

Tutasi explica que este es un tema de corresponsabilidad de las empresas, sobre todo de las grandes y medianas, para mejorar los hábitos alimenticios de los ecuatorianos. 

Denuncias

Unas 3.043 denuncias registra Arcsa en su aplicativo móvil desde 2018. La directora de Vigilancia y Control Posterior, Patricia Zambrano, dice que las omisiones son desde productos procesados hasta por medicamentos. 

En cuanto a sanciones, la Ley Orgánica de Salud establece multas, suspensión del permiso, decomiso y clausura del negocio. (I)