La falta de un liderazgo creíble con la capacidad de aglutinar a más sectores que hagan llegar a más personas y evolucionar el proyecto hacia el futuro es una de las causas que impide a la Revolución Ciudadana (RC) retornar a la Presidencia de la República, dice el analista y consultor Jacobo García.

El movimiento que gobernó al país durante una década (2007-2017) bajo el liderazgo de Rafael Correa y que luego se fragmentó con la ruptura de Lenín Moreno (2017-2021), no logra resolver quién es el perfil pos-Correa en un país fracturado entre lo viejo y lo nuevo, asegura.

“Se vio a una Luisa (González, la apuesta de RC en estas elecciones) con esos tumbos e incoherencias porque no resuelven quién es el pos-Correa y cuál es su lugar. Al principio, como es desconocida, le construyen un liderazgo en torno a la imagen de Correa. Lo que se necesita es alguien que desde el principio de la campaña ya tenga una historia y esa es la que él o ella va a articular con el rol de Correa y el del país y el futuro”, explica.

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Es partir marcando un rumbo con una imagen fresca, lo que se consigue en un partido que dispute tesis y liderazgos sin que se dependa de la decisión de su líder histórico a la hora de escoger al candidato, indica.: “No esperando que cada cuatro años Correa diga esta es la candidata y todos corriendo a justificar un liderazgo que no tiene, que la conocemos desde hace dos años, mientras que tiene líderes construidos hace quince años”, asegura.

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García menciona perfiles como el de la prefecta del Guayas Marcela Aguiñaga o el alcalde de Quito Pabel Muñoz.

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Para mí se resume en una ecuación que no logran resolver, es una ecuación política. Correa es la base de esto, el mítico fundador, es el que gobernó diez años, es el que en un país personalista con partidos débiles, el partido es él. Pero lleva seis años fuera, no puede ser candidato (está sentenciado por corrupción), por lo tanto hay una transición forzada hacia un poscorreísmo, donde necesitas poner a otro candidato. El problema es que necesitan un liderazgo que sea capaz de hacer evolucionar el proyecto, es decir, ‘Correa va a ser mi asesor’ o ‘estoy por encima de Correa’, no se trata de eso, se trata de tener un líder o lideresa que tenga trayectoria, credibilidad y que logre llevar todo ese pasado con rumbo a un proyecto de futuro, suena fácil en palabras, es difícil en realidad, si no lo hacen van a estrellarse con ese techo, no de cristal, de concreto que tienen para pasar de un 40% (de apoyo en las urnas), esa es la verdad.

Ha pasado con otros partidos tradicionales como el Social Cristiano, forjado bajo la sombra de León Febres-Cordero y Jaime Nebot, pero no lograron retornar a la Presidencia.

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En este país los partidos dependen de los líderes, cuando el líder está alto, el partido está alto, cuando el líder desaparece, desaparece el partido.

¿Por qué?

No se construyen partidos desde la base, desde la raigambre, desde la realidad de unos liderazgos que son los que hacen de intermediarios entre los problemas de la sociedad y las soluciones. ¿Cómo se forman partidos aquí en Ecuador? Va cualquier hijo de vecino, consigue firmas de manera trucha y hace un partido y no representa absolutamente a nadie. Son franquicias, mercancías, alquilan cargos, en lugar de formar cuadros, buscan gente popular, deportistas, bailarinas. Si esto se hace mal desde la propia estructura, cómo vamos a esperar que haya luego partidos y política.

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¿Qué tanto pesa la imagen de Correa en estas pérdidas en las segundas vueltas?

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Sin Correa, ese proyecto no es nada, pero con Correa solo no basta. Como analista, creo que no se trata de que entierren a Correa, porque no pueden, es como decir si la iglesia maradoniana en los últimos tiempos va contra Maradona, no se puede, pero necesitan alguien que logre aglutinar lo que hay y con su liderazgo poner un rumbo de proyecto hacia el futuro. Hay dos formas de hacerlo: uno, ampliando, la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas) hoy es la segunda fuerza, aunque no esté en elecciones. Si logras hacer política con ellos y abrirte, vas a superar ese techo. La opción dos es tener alguien que sea un liderazgo articulador más allá del correísmo, ejemplo (Carlos) Rabascall, era la persona que podía sumar o romper ese techo, pero como ellos privilegian la lealtad o la gente que no hace sombra a Correa, se estrellan en el 40 %.

¿Desde la ruptura con Lenín Moreno quedaron tan fragmentados que perdieron el horizonte a la hora de establecer los nuevos perfiles?

Puede ser, no lo niego, es un punto de partida, pero hay más cosas que esto. En el fondo Correa no quiere contrapesos, no cree en la política, tiene un partido porque hay que tenerlo, el fin de él es el desarrollismo y su visión de ejercer el poder. Por eso el problema no solo es Moreno. ¿Qué líderes ves tú allí que tomen la posta, que pongan tesis, argumentos y den la disputa? Todos son lo que diga Correa, entonces el problema es que dentro de ese partido, que si tiene liderazgos se vio en las seccionales que ganaron, pero desaparecen, están inconexos, no dan luego esa disputa, esa lucha para la transición que tiene que venir. Moreno hizo daño, pero va más allá de eso.

¿Qué figura del correísmo podría revertir este resultado?

(Carlos) Rabascall puede ampliar con grupos de la sociedad civil, poderes fácticos, empresarios, hasta la frescura que tiene en el discurso y todo eso.

Para que ya no los vean como más de lo mismo.

Exacto, ese es el problema de Luisa, ella no generó una ilusión de futuro, de evolución de un proyecto. Pasó del ‘ya lo hicimos’ a ‘Correa va a ser mi asesor’, eso no se lo cree nadie. Rabascall al menos genera esa ilusión de cambio. Otro punto son los jóvenes, pero de verdad. Hay una fractura en este país entre lo nuevo y lo viejo. Noboa gana con 35 años, hay un país que busca, que como no cree en la política, como está harto de estos viejos políticos y sus peleas, la juventud a veces es ese liderazgo renovador que permite hacer evolucionar las cosas. La RC tiene jóvenes interesantes, el problema es que algunos de ellos son viejóvenes, es decir, son jóvenes pero repiten las mismas prácticas o están calladitos y no se atreven a dar la pelea. El tercero es una alianza con la Conaie para llegar a ese público de la Sierra centro, eso requiere una alianza política de verdad y ceder espacios, eso lo veo muy difícil.

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¿Era conveniente para el correísmo perder esta elección con miras al 2025?

Hay una tentación siempre de leer esto así, porque si nos damos cuenta, en un año esto es casi ingobernable. El problema es que puede haber más costos que oportunidades. Me refiero, primero, toda la desilusión que ha generado esto al interno. Cada derrota genera una desilusión y esto genera efectos a largo plazo. Segundo, los problemas internos. Va a haber una fricción entre los que estaban con Luisa y los que no, Correa mismo va a tener un desgaste porque todos sabemos que esta ha sido la candidata de él y ha vuelto a fallar. En un país como este, donde los partidos dependen de los líderes, cuanto más tarda el líder del partido en volver al poder, hay más desgaste y esto lo hace más difícil. Entonces, el desgaste es impredecible.

¿Si a Noboa le va mal, le allana el camino al correísmo?

Normalmente debería ser así, pero lo mismo dijimos con (Guillermo) Lasso (actual presidente de la República) y se nos cuela el señor outsider de 35 años porque hay una fractura en este país, que es lo nuevo contra lo viejo. Ya no es solo que en términos ideológicos y de proyecto, esto sea el correísmo o anticorreísmo, esto es que te aparece un jovencito por allí con un discurso no político y se te cuela, como casi se te cuela (Jan) Topic. Entonces, veamos cómo está la papeleta en un año, puede ser que Otto (Sonnenholzner, ambos fueron candidatos presidenciales en estas elecciones anticipadas), Topic, puedan articular algo.

¿Y si Noboa hace una gestión positiva?

Creo que marcaría la cancha, ya no vamos a pensar en el correísmo sino en Noboa. Si él demuestra que más allá del marketing es un líder y hace política, si logra demostrar que es lo nuevo, convence a la gente de que tiene un nuevo proyecto e ideas y nueva forma de hacer las cosas y logra hacer dos o tres hitos de cambio, créeme que se lleva la reelección y entierra a la mitad de opositores. Pero para esto, más que buena gestión, hace falta política, y la pregunta es quién hace la política detrás de Noboa, si no tiene partido, ni proyecto y se empiezan a colar operadores por todos lados. Para mí esa es la incógnita, si lo hace bien, quien marca la cancha en la próxima elección es Noboa, por eso digo que el riesgo que tiene el correísmo por perder es que cada vez vaya siendo más irrelevante. (I)