Hubo un tiempo en que fui asidua a la denominada prensa del corazón, cuyos titulares se enfocaban en captar nuestro interés por el estilo de vida de los famosos o personajes públicos del momento. Recuerdo a una tía que coleccionaba las Hola, la revista española centrada en noticias de las monarquías, la moda y el estilo de celebridades, y que, por su fascinación y por dejarlas a mi alcance, tuve un primer encuentro con los imaginarios de elegancia y de las vidas ideales. Debo confesar que me encantaba la calidad, el tamaño del papel y la buena resolución de las fotografías. Por ahí leí noticias de las modelos de los noventa como Cindy Crawford, Naomi Campbell, y de las últimas tendencias de moda marcadas por Carlota de Mónaco o Diana de Gales.

(...) su liderazgo y su ineficiencia en el manejo de las demandas básicas del pueblo que lo eligió dejan mucho que desear.

Actores y actrices continúan destacando en estos espacios de reconocimiento, ahora accesibles para todos, gracias a las facilidades y la inmediatez de los medios digitales. Ya no participo en la ceremonia de la espera, de la entrega semanal o periódica del tabloide, expectante a la próxima novedad. Sabemos que la superficialidad y la pomposidad son inherentes a ese estilo de prensa centrada en la popularidad de ciertas estrellas. Tales características me llaman la atención, pero lo hacen de una manera que me llena de desconcierto y decepción, especialmente cuando coinciden con el primer mandatario de un país que simula sus últimos días de mandato como portadas de revistas del corazón. Asistimos a las instantáneas de sus giras, reuniones, cócteles y sonrisas congeladas en medio de un país que se desmorona a diario.

Según este Diario, hasta el 13 de octubre, Guillermo Lasso realizó 26 viajes oficiales. A este dato habría que sumarle su reciente visita a Bogotá en busca de soluciones para la crisis energética que la negligencia de su gobierno ha impuesto a los ecuatorianos. Comprendo que es deber de un presidente asistir a encuentros, diálogos y acuerdos con sus pares y organismos internacionales. Sin embargo, su liderazgo y su ineficiencia en el manejo de las demandas básicas del pueblo que lo eligió dejan mucho que desear. No sé qué más se puede inferir de dichas acciones y estilo administrativo: ¿falta de experiencia en la gestión pública?, ¿falta de un equipo adecuado para afrontar los desafíos del país?, o simplemente falta de interés y voluntad.

‘Ecuador está por entrar en el top 3 de los países más violentos de América Latina, entonces no es un tema solo de percepción’

El informe Índice Global de Crimen Organizado sitúa a Ecuador en el décimo lugar, es decir, lo convierte en uno de los países con mayor criminalidad en el mundo. Las bandas delictivas ejercen violencia a diario y aprovechan el debilitamiento de un Estado incapaz de implementar políticas de seguridad efectivas para sus ciudadanos. El panorama cotidiano se ve ensombrecido por el temor a las vacunas que afectan a los comerciantes, los robos a ciudadanos, secuestros, y el cierre de escuelas debido al riesgo que supone para la vida de los estudiantes. Ni hablar del amenazado espacio público. Realidades que abruman, desesperan y que interfieren con la imagen pública de un presidente que ha demostrado ser capaz de mirar hacia otro lado y sonreír. Por los días que le quedan, presidente, más gobierno y menos días de jet set. (O)