El elemento escasez, adobado con un discurso tremendista, apocalíptico, hace parte de la última etapa de la campaña chavista por mantenerse en el poder en Venezuela, más allá de los 25 años continuos que ya tiene y que, si las encuestas que dan una amplia preferencia presidencial al opositor son ciertas, podría llegar justamente a su fin este mismo mes.

Salió de la boca del propio candidato-presidente Nicolás Maduro, que como nunca antes parece estar sintiendo cerca el fin, aunque ha dado muestras de estar dispuesto a todo para esquivarlo. Dijo Maduro, recientemente, a una multitud que si la ciudadanía venezolana daba mayoritariamente el voto a su rival, Edmundo González, habrá caos y violencia incontrolable en las calles, por la reacción violenta de quienes, aseguró, no van a permitir tal giro. Desde una tarima pintó un dantesco escenario de violencia y horror, justo frases después de que había tratado él mismo de aterrorizar a los presentes con una pintura verbal de cómo perderían todo lo bueno, que a su juicio, les ha dejado el chavismo. Sí, el mismo periodo en que se ha producido una de las mayores diásporas de las que ese país y Sudamérica toda tengan memoria.

El de la escasez es un recurso del marketing considerado de alta efectividad. Corresponde a aquellas ofertas con el letrero de “últimas unidades”; “solo quedan 3″, o el popular “hasta agotar stock”, que provoca desesperación entre los compradores, aunque en realidad el stock existe de sobra.

Es uno de los elementos que el marketing ha tomado, con éxito, de la cotidianidad u otras disciplinas. Así como tomó el target de la nomenclatura militar, muchas veces con mayores daños psicológicos que si en realidad utilizaran disparos. En comunicación política y electoral, el pintar un panorama de carencias al target de electores suele rendir ser efectivo, al disparar la ansiedad entre quienes sienten que, de alguna forma, han sido hasta entonces, atendidos.

Pero en la Venezuela de esta coyuntura electoral, con los altos niveles migratorios que afectan si no a todas, la gran mayoría de las familias, todas las teorías del marketing electoral que se están aplicando estarán a prueba, dadas las inequidades profundas que allí se han instalado con el Socialismo del Siglo XI.

La violencia que se anuncia, sin embargo, ya está en la campaña, con el encarcelamiento y amenazas a todo aquel que se ha atrevido a dar un apoyo logístico a la campaña rival, que juega en cancha inclinada, como ha sido usual en los actos democráticos del cuarto de siglo reciente. La última denuncia salida de ese grupo daba cuenta del corte de los cables que activan los frenos en los vehículos en que se movilizan los candidatos.

Venezuela, la hermana sudamericana, de la misma bandera e iguales ideales históricos de libertad, vive momentos muy tensos provocados por la política. La lucha entre quienes se aferran al poder porque creen que tras 25 años no puede ser si no suyo; y el grupo que entre carcelazos y éxodos forzados ha insistido en recuperar algo del glorioso pasado reciente de un país que en un momento fue apodado la Arabia Saudita de América. (O)