Es imperativo que los exportadores ecuatorianos aprovechen las oportunidades que ofrecen la geoeconomía y el comercio internacionales. Estas líneas explican algunas que deben ser aprovechadas:

En marzo del 2018, el presidente de los Estados Unidos de América (EE. UU.) Donald Trump anunció aranceles por cincuenta mil millones de dólares a las importaciones provenientes de China. Esto dio al resto de países suplidores de EE. UU. la oportunidad de ocupar parte del 22 % que China pesó en las importaciones estadounidenses hasta el 2017. Entre 2018 y 2022, las importaciones norteamericanas aumentaron en 767.000 millones de dólares. Esta cifra se explica por el aumento de las compras a Canadá (16 % del aumento total), México (15 %), Vietnam (11 %), Taiwán (6 %), Corea del Sur (6 %), India (5 %), Tailandia (4 %), Irlanda (3 %), Alemania (3 %), Suiza (2 %), Malasia (2 %), Italia (2 %), Indonesia (2 %) y China (2 %), principalmente. El aumento de exportaciones de 19 de los 21 países latinoamericanos solo pesó el 5 %.

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Estas cifras parecen reflejar varias cosas. Que cinco años después, el llamado norteamericano a reemplazar el suministro chino muestra un avance incipiente. Luego que fue respondido por empresas de países que contaban con arraigados acuerdos de comercio con EE. UU. y podían aprovechar su cercanía (Canadá y México) y/u operaban en aglomerados y sectores tan competitivos como para sustituir parte de la exportación China a EE. UU. La participación de Latinoamérica sugiere que el incremento de sus exportaciones a EE. UU. entre 2018 y 2022 no fue por sustituir las exportaciones chinas, sino por el aumento de las ventas de los productos que ya venía exportando a EE. UU. En el caso de Ecuador, el aumento de sus exportaciones a EE. UU. entre 2018 y 2022 se explica por el incremento de las exportaciones de petróleo, camarón, flores, frutas y alimentos preparados, principalmente.

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Pese a todo, la batalla que libran los países desarrollados por el liderazgo global mantiene la oportunidad para que los países latinoamericanos construyan capacidades productivas y mejoren la competitividad de sus empresas y aglomerados de negocios. La más visible es el plan de los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) de destinar $ 600.000 millones de dólares de financiamiento público y privado para infraestructura en países en desarrollo hasta el 2027. Este plan es la reacción más fuerte del G7 contra el plan “Cinturón y ruta de la seda” (Belt and Road Initiative, BRI), mediante el cual China, desde el 2013, viene financiando proyectos para mejorar la conectividad y promover la cooperación económica con países de Asia, Europa, África y América Latina.

Que sea tiempo de madurar planes de mejora competitiva, crecimiento e internacionalización de nuestras empresas, productos y servicios ecuatorianos. Que estas se reflejen en una estrategia nacional que capte inversiones y financiamiento para incrementar y diversificar nuestras exportaciones, desde y hacia todas las economías desarrolladas. (O)