Es noche de domingo y los resultados de las elecciones empiezan a tomar forma. Quien gobernare deberá enfocarse en unos pocos objetivos nacionales: seguridad ciudadana, empleo y solvencia fiscal, ante una sociedad que anhela dejar atrás la polarización social y política. ¿Cómo abordarlos desde un Gobierno limitado en capacidad de gestión política, con un presupuesto deficitario y en el poco tiempo de que dispone?

Para atacar las causas de la inseguridad ciudadana, el próximo Gobierno puede hacer mucho, pero requiere reformas legales profundas para transformar el sistema de justicia. Necesita del compromiso de los demás poderes del Estado con una agenda de objetivos, planes y programas de corto plazo. Lograr que aquellos compartan esta meta y torcer el brazo a la polarización política en que se debate parte del Ecuador, pese a los cálculos de coyuntura y a los egos de los líderes.

El futuro Gobierno necesita inversiones en tecnología para hacer más difícil el tránsito por Ecuador de la droga que consume el primer mundo; para llevar a un nuevo nivel de eficacia y fiabilidad la labor de la Policía Nacional; para recuperar el control de los centros de rehabilitación, etc. Pero aquello será insuficiente sin la transformación del sistema de justicia. Transformación que asegure fiscales y jueces probos y valientes, que puedan ejecutar, libres del riesgo de perder la vida, investigaciones y sentencias apegadas a derecho. Para ello, deben eliminarse los riesgos de captura del Poder Judicial; simplificar y transparentar los procesos judiciales y garantizar la privacidad y seguridad de los operadores de justicia.

El próximo Gobierno debe evitar que las cifras de empleo se sigan ajustando por migración e informalidad. Construir con el sector privado, desde el empresarial a comunitario, planes de mejora de productividad, articulación efectiva con mercados (de proveedores y clientes) y puentes para el acceso a financiamiento internacional. Enfocarse en sectores de alto potencial de crecimiento en el corto plazo, apoyando estrategias agresivas de aumento de ventas. Darles máxima eficiencia y transparencia a los canales de comercio del mercado interno, para beneficio de productores y consumidores. Materializar beneficios de acuerdos comerciales suscritos e insistir en la aprobación de la ley IDEA en EE. UU., para bien de nuestras exportaciones, apremiadas por un entorno mundial adverso. Porque solo empresas exitosas son capaces de pagar impuestos.

El próximo Gobierno deberá lograr nuevos niveles de eficiencia y eficacia en el gasto fiscal. Servir más y mejor con menos dinero. Simplificar estructuras, procesos y servicios con base en tecnología, participación privada y una agresiva descentralización y desconcentración de poder sobre el presupuesto. En esto último hay una nueva oportunidad de construir reformas laborales profundas con la nueva Asamblea Nacional.

Que Ecuador cuente con liderazgos políticos, sociales y empresariales integradores. Capaces de construir una visión compartida que alinee a los poderes del Estado alrededor deimprescindibles y urgentes metas nacionales. (O)