El domingo Daniel Noboa Azín ganó las elecciones presidenciales anticipadas y gobernará el país desde diciembre hasta mayo de 2025, tiempo en el que completará el periodo iniciado por Guillermo Lasso en mayo de 2021. Luego el país irá nuevamente a las urnas.

Su victoria sobre la correísta Luisa González lo apuntala como el mandatario que tendrá la dura tarea de enfrentar la situación actual de violencia y problemas económicos del Ecuador.

Lograr consensos con la Asamblea e interactuar con Gobiernos locales, dos retos políticos que le esperan a Daniel Noboa

Pero qué podrá hacer en este corto tiempo de gobierno es algo que el país entero se pregunta. Nuestros columnistas nos dan una idea de lo que podría ser su presidencia y las tareas que deberá sacar adelante.

Eduardo Peña Triviño, exvicepresidente de la República

Hemos elegido un presidente en el joven Daniel Noboa, pero no un taumaturgo que hace milagros. Será muy importante que elija a los mejores hombres o mujeres para que se encarguen de manejar las finanzas del Estado, que es uno de los más difíciles problemas porque sencillamente el Gobierno tiene más deudas que ingresos. Otro grave problema es la seguridad de las personas y las relaciones con la Asamblea. El nuevo ministro de Gobierno debe tener un singular poder de negociación para que la oposición en la Asamblea colabore y no entorpezca el trabajo del presidente.

Debemos apoyar los esfuerzos de la justicia y unirnos a la fuerza pública y al Gobierno en su combate contra la narcodelincuencia. Sumar, no restar.

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Simón Pachano, analista político

De acuerdo al programa de gobierno inscrito en el Consejo Nacional Electoral y a las declaraciones hechas a lo largo de la campaña, lo que puede esperar la ciudadanía con el triunfo de Daniel Noboa se puede sintetizar en un gran signo de interrogación. El programa de gobierno, plagado de generalidades, como los de todos los candidatos, combinaba planteamientos extremadamente generales, que son más declaraciones de principios que planes de acción, con acciones puntuales que deben ser parte de políticas de mediano y largo alcance. La importancia asignada en este al tema de la seguridad se reduce a medidas puntuales sin considerarlo como un problema que es multidimensional y rebasa las fronteras nacionales. Su fortaleza será la apuesta por el cambio que, en gran medida, le otorga su juventud y el estilo desarrollado en la campaña. Pero la ausencia de un equipo de respaldo será un factor de debilidad, al que se añadirá la dificultad (casi imposibilidad) de conformar una mayoría favorable en la Asamblea, lo que podría inducirle a buscar apoyos que harían naufragar su proyecto. Deberá abandonar el afán de eludir la confrontación que mostró en el debate, porque encontrará fuego enemigo, pero también amigo.

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Nila Velázquez, periodista

Es importante no olvidar que este será un gobierno de transición, que las elecciones fueron convocadas buscando solución para una grave crisis que tiene varias aristas, entre ellas la inseguridad y el crimen organizado que han afectado, gravemente, no solo la economía sino también la vida cotidiana de los ecuatorianos.

La ciudadanía espera que el gobierno entrante convierta en prioritaria la recuperación de la paz y para lograrlo se necesitan acuerdos específicos entre las distintas funciones del Estado. Un proyecto que debe ser integral, que incluya la prevención y la rehabilitación de quienes hayan sido atrapados por la droga, la corrupción y la tentación del dinero fácil, convirtiéndose en la manifestación visible del crimen. Así, se habrá cumplido el objetivo de la convocatoria a elegir nuevos responsables de las funciones ejecutiva y legislativa que permitan la gobernabilidad necesaria para trabajar en la búsqueda de la justicia y la paz necesarias para construir el país próspero, desarrollado y equitativo que necesitamos.

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León Roldós, exvicepresidente de la República

Del presidente electo, Daniel Noboa, y de quienes están en su entorno, así como de quienes en campaña fueron sus opositores, es de esperar que cumplan con lo expresado en sus intervenciones en la noche del 15 de octubre de 2023: priorizar coincidir en definir decisiones y ejecutar acciones para alcanzar soluciones en los temas de seguridad, de lucha contra el crimen organizado, de frenar la violencia, de activar la economía, de generar confianza para la inversión que a su vez signifique sostener y acrecentar puestos de trabajo, que los jóvenes puedan cumplir el ciclo de estudios con calidad hasta los de educación superior, que haya atención oportuna a la salud preventiva y a la curativa, y que sea efectiva.

Daniel Noboa deberá tener claro que el presidente tiene competencia para actuar en los temas esenciales, sin depender obligatoriamente de quienes estén en la Asamblea Nacional, la Corte Constitucional y en otros espacios del poder, pero deberá intentar las coincidencias con aquellos, para lo que no tiene competencia.

Verdad que parte de la votación que recibió en segunda vuelta fue el voto anti-Correa, pero sería un error desconocer que desde que inició su campaña de primera vuelta supo asumir decisiones de qué hacer y ofrecer en campaña y que ahí ha estado su fortaleza, hoy debe agregar el “cómo hacer realidad” sus principales ofertas electorales.

Con el nuevo presidente, ¿qué se espera para combatir la inseguridad en los distritos más violentos de Guayaquil, Durán y Samborondón?

Katia Murrieta, analista

Una de las más grandes preocupaciones del pueblo, más allá de lo que haya prometido el candidato, es la inseguridad que provoca la violencia generada por las bandas criminales del narcotráfico, para lo cual se espera una respuesta rápida y contundente. Y, concomitantemente con esto, la solución enérgica y sin contemplaciones al problema penitenciario.

Ninguna actividad puede ser ejercida con tranquilidad y eficiencia bajo el terror de las balas, el secuestro y los asesinatos, que alejan la inversión económica nacional y extranjera. Sin esta, aumenta el desempleo y lo que desea la gente es tener fuentes de trabajo para poder sobrevivir. Paz y progreso ha dicho el presidente electo, un nuevo Ecuador, sin violencia, corrupción ni odio. Le tomamos la palabra.

Nadie espera milagros, pero confiamos en que el nuevo presidente dé el giro de timón, con energía, responsabilidad y honestidad, para ir, poco a poco, superando la difícil situación que vivimos, nunca antes sufrida en la historia ecuatoriana.

La seguridad social y la atención a la salud son temas para los cuales el país también ansía una solución casi inmediata.

Tampoco debemos olvidar que tenemos un fenómeno de El Niño cuyas devastadoras consecuencias aún no podemos precisar, que podría agravar la falta de alimentos, el sistema vial y el acceso a la educación, para lo cual se requiere una atención prioritaria.

El pueblo también espera que la Asamblea no se convierta en la piedra en el zapato que impida la realización de cualquier proyecto que envíe el ejecutivo en beneficio de las masas populares.

Bienvenido, señor presidente.

Ecuador, alerta al accionar político

Noboa tendrá que apresurarse para ejecutar sus propuestas contra la inseguridad. GETTY IMAGES

Gustavo Cortez Galecio, analista y consultor de Zerebralab

En el sexto intento por llegar a Carondelet de ese equipo político en que se convirtió desde 1998 la familia Noboa-Azín, uno de sus miembros de relevo, el millennial Daniel Noboa Azín, se convirtió el domingo 15 de octubre en el presidente electo de los ecuatorianos, para lo que resta del período 2021-2025.

Quienes crean que esto es una casualidad se equivocan: mucho fue lo que el padre y también la madre del próximo mandatario enfrentaron en campaña y en oposición política con ahora expresidentes como Jamil Mahuad, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa. Y si Alvarito repartió camisetas con su cara por todo el país, ahora su hijo Daniel repartió su imagen de cuerpo entero impresa en cartón y parece haber sido esa acción el clic final que necesitaba para alcanzar la votación joven que pudo haber tenido mucho que ver en ese 4 % de ventaja que logró sobre Luisa González, la candidata correísta.

Es inmenso el reto que tiene ahora el presidente millennial. Con una Asamblea a la que ya conoce por dentro, pero donde no tiene mayoría propia y un país en profunda crisis social, derivada de la ola de inseguridad que nos agobia a todos. También, frente a otra crisis económica que se refleja en el masivo desempleo. Y en medio de eso la expectativa política de seguir con su gobierno y tendencia en el período que se viene, 2025-2029.

Creo que ante ese panorama debería enfocarse en atender solo los más asfixiantes problemas del país, que se cuentan con los dedos de una mano.

Mónica Varea, gestora cultural

Con un nudo en la boca del estómago espero los resultados electorales. La sensación de un súbito apagón, de un colapso informático o de alguna impensable barbaridad me persigue. Espera, esperar, esperanza…

Decía la abuela que la espera desespera. Para mí esperar es tan desesperante como ingenuo, pero mientras yo siento que ya nos robaron todo, hasta la esperanza, emerge, no sé de dónde, una juventud, un pueblo, un país con fe en Daniel Noboa: un chiquillo de 35 años. Un joven cuya sonrisa de hoyuelos transmite paz y trae bajo el brazo un simple slogan: “Cuando no hay corrupción el dinero sí alcanza”.

Y la juventud, el pueblo, el país le cree. Le cree y le elige su presidente. ¡Tamaña responsabilidad después de dos años del más espantoso desgobierno!

Por fin terminó una campaña sucia con la que, al parecer, Daniel no se ensució. Su línea de no confrontación le dio la Presidencia de la República y al pueblo un poco de tranquilidad. Terminó la espera, Ecuador dejó de esperar y lo recibe con esperanza. Una esperanza ingenua que llega después de tantos baldes de agua fría, pero llega.

El período de gobierno será muy corto, sin embargo, si este chico logra unirnos, si hace un gobierno honrado, si pone la educación y la salud como sus prioridades, y si logra que la plata le alcance, ya nos habrá dado motivos suficientes para aplaudirlo. “Veamos”, dijo el ciego. Por nuestro bien, toda la suerte del mundo a Daniel Noboa.

Gesta histórica

Roberto Aspiazu, analista

El pueblo ecuatoriano ha votado mayoritariamente por una esperanza de cambio. El presidente electo, Daniel Noboa, deberá responder a esa expectativa con medidas urgentes que superen la cortedad de un gobierno de transición.

Deberá concentrarse en pocos temas que se reducen a tres principales: seguridad, empleo y economía, que para efectos prácticos están integrados en uno solo; la superación de la grave crisis que atraviesa el país cuyas alarmas se tornan angustiosas. Si hace las cosas bien, será premiado y su mandato se extenderá por un cuatrienio en 2025, lo cual podría ser conveniente en términos de estabilidad política e institucional.

Habrá de convocar a la Unidad Nacional en torno a estos grandes objetivos, demandando el compromiso de todos los actores de la sociedad, incluida la Asamblea Nacional. La candidata del correísmo Luisa González invocó este ideal común al reconocer su derrota inobjetable.

Aparte de la cuestión de seguridad, que requerirá de mano dura y no de medias tintas, está la reactivación de una economía débil, con tasas de crecimiento tan modestas que impiden la generación de un empleo adecuado.

Noboa, que será un presidente promercado, proviene de los sectores reales de la economía, con conocimiento de las particularidades del mercado interno, así como del comercio exterior. Por su pertenencia a uno de los grandes grupos corporativos familiares del país sabrá qué hacer para alentar la inversión tanto nacional como extranjera que se mantiene refrenada.

Ante las circunstancias, conviene acelerar la transición en cierne deseándole el mayor de los éxitos.

Por un acuerdo nacional

Inkarri Kowii, analista

Las elecciones que llegan a su fin con el triunfo del binomio Noboa-Abad dejan una sensación de haber salido del “apuro” y el alivio de acudir a las urnas por segunda ocasión en un año. Ha sido un proceso electoral atípico consecuencia de la ineficacia política y administrativa del gobierno saliente, en medio de una ola de inseguridad y una campaña manchada por la violencia.

Como ciudadanos estamos conscientes de que el gobierno entrante durará apenas año y medio, para nuevamente volver a las urnas. Estamos agotados. Esperamos como ciudadanos que la pelea entre instituciones del Estado cese. Además, urgentes acciones del nuevo presidente, que demuestren iniciativa, liderazgo y determinación frente a la inseguridad. Se espera que por lo menos mejore la calidad de algunos de los servicios como del Registro Civil.

El nuevo gobierno no puede darse el lujo de aprender sobre la marcha. El reto más importante para el joven Noboa es sacar a la luz sus habilidades políticas que le permitan llegar a acuerdos nacionales sobre dos o tres temas puntuales para su gestión. ¿Podrá lograr una agenda nacional pequeña? ¿Cómo lo hará? ¿Podrá aprovechar las declaraciones iniciales de su excontrincante, en que mostraba apertura al diálogo? Esperamos que las declaraciones de la excandidata González sean verdaderas y apunten a trabajar en conjunto. Sería nefasto volver a presenciar a un legislativo y ejecutivo distanciados y descoordinados. Esperamos que la oposición no sea “una piedra en el zapato” para devolver la paz a nuestra cotidianidad, y que el nuevo gobierno sea eficiente y no esté pensando en cálculos políticos al 2025.

Antonio Ayoví Nazareno, analista

El pueblo exclamó “Habemus presidentum” y depositó su confianza en Daniel Noboa Azín, otorgándole la difícil misión de conducir los destinos del Ecuador en un complejo momento de su historia. El nuevo mandatario asumirá un Estado fallido, sumido en miedo, desempleo, desesperanza, insalubridad mental, desorden institucional. Los ciudadanos esperan que el “humo blanco” de las urnas, después de una corta pero intensa y violenta campaña, augure buenos tiempos, una nueva era política, un escenario donde el Ejecutivo pueda trabajar conjuntamente con la Asamblea y demás poderes para poder gobernar. Además, que configure un buen equipo de gobierno, funcionarios capacitados y honestos con ganas de servir a la patria y no servirse de ella; que laboren para recuperar las instituciones y remen hacia el mismo horizonte de desarrollo socioeconómico.

En dieciocho meses ninguna opción puede resolver todas las problemáticas. La ciudadanía lo sabe perfectamente. Sin embargo, optó por un político joven, fresco –sin mucha experiencia ni estructura partidista– para empezar la reconstrucción nacional, quizá por hartazgo a la política tradicional y esa cansina confrontación ideológica y de poderes del Estado que minaron las instituciones hasta dejarnos el triste presente; ojalá no se repita.

El pueblo eligió a Noboa por la esperanza prometida: emprender la solución a los problemas de seguridad, empleo, educación, salud, corrupción, etcétera. Ojalá no se equivoque y se haga su voluntad por el bien de todos.

Daniel Noboa se pronuncia sobre resultados de la segunda vuelta desde Olón, Santa Elena, el domingo. Al lado su esposa, Lavinia Valbonesi, quien jugó un rol importante en la campaña. Foto: El Universo

Nelsa Curbelo, especialista en temas de paz

El panorama no cambia en un día. Puede cambiar el humor con que interpretamos y hacemos las cosas, pues se ha acabado la campaña y el hostigamiento tenaz de la propaganda de votar por este u otro candidato/a. Puede cambiar también la situación económica del país en lo internacional, según reaccionen los mercados, pero tomará tiempo.

Porque medio país está alegre y medio país apesadumbrado porque cada voto ha sido la expresión de una esperanza, un acto de responsabilidad con el presente y el futuro del país y de cada uno, pues todos estamos involucrados. La polarización debe ser superada en aras de un entendimiento pragmático de lo que juntos debemos priorizar y hacer para superar los males que públicamente nos aquejan.

Por lo tanto, la primera acción será lograr un levantamiento espiritual, social, político, colectivo, para hacer frente a la debacle. Será unir esfuerzos en un proyecto común que supere las ideologías.

La ciudadanía no solo tiene que esperar, tiene que sumar, concertar y enfrentar con audacia los grandes problemas que tenemos los ecuatorianos, la inseguridad, la violencia insoportable, el desempleo, el narcotráfico, la corrupción pública generalizada, la falta de salud y educación, el acecho del narcotráfico, el sicariato.

Esa tarea es prioritaria para todas las funciones del Estado, pero requiere el compromiso consciente de cada ciudadano para que sea posible y eficaz.

Pablo Lucio Paredes, analista de política y economía

Partamos de la victoria de Daniel Noboa. Ahora pasará de las elecciones a la acción presidencial. Muy diferente. ¿Necesita equipo? Sin duda, pero lo más importante es la visión, liderazgo y calidad moral. Cuando esto funciona, el resto es posible.

¿Qué debe hacer? El resultado es que mejore la calidad de vida: empleo, ingresos, tranquilidad. Pero esto se logra de manera indirecta vía reactivación económica y acciones específicas.

Fundamental es atacar la inseguridad y recuperar la calidad de la justicia (hoy prisionera y sometida).

Luego poner orden en las finanzas públicas, pero no a través de más impuestos sino de mejoras en la calidad y prioridad del gasto. Algunos dicen que eso es imposible en la práctica, lo dudo, cuando el Gobierno en su conjunto (mal) gasta más de 40.000 millones anuales, sí es posible.

Y bajar al riesgo país para lo cual se necesita, además de lo anterior, al menos tres anuncios: la dolarización sigue firme (dejemos de hablar del tema, no vale la pena), no habrá ni default ni renegociación de la deuda (porque en este momento nada nos aporta y sí nos afectaría), no se “tomarán” (de una u otra manera) recursos de la Reserva Internacional.

Temas específicos como un sistema de salud que funcione y un programa de mantenimiento y ampliación de carreteras con el sector privado.

Seguir negociando los tratados comerciales y concretarlos en la Asamblea.

Ojalá reformas de sentido común en el campo laboral.

Y también ojalá (aunque ya estamos en el campo del mucho pedir) la reforma de la seguridad social, abrir el sistema financiero ecuatoriano a más competencia internacional y más.

Y detrás de eso un tema clave: ¿qué necesita y qué no necesita apoyo político de la Asamblea o a través de una consulta?

Manuel Macías Balda, politólogo

En el escenario democrático-incrementalista -uno de los tres escenarios probables del presidente Daniel Noboa- el panorama que avizoro es el siguiente. En los tres primeros meses (dic. 2023-feb. 2024) se posesiona, empodera a su equipo, revisa el presupuesto heredado, evalúa los recursos disponibles del Ejecutivo y prepara el referéndum y consulta popular 2024. Los siguientes tres meses (mar.-may. 2024) estará entre tratar de organizar y poner orden para la provisión de bienes y servicios públicos, mientras estará en campaña para la consulta popular y referéndum. Esa será la tercera vuelta electoral y ya habrá enviado algunos proyectos de ley a la Asamblea, de los que está por verse sobre qué serán y cómo terminarán. Entre el sexto y noveno mes de gobierno (jun.-ag. 2024) es un tiempo donde tendrá que mostrar acciones y resultados tangibles respecto a sus distintas propuestas de gobierno en los asuntos de seguridad, educación y salud pública principalmente. A partir del décimo mes (sept. 2024) ya el país entrará en el proceso de las elecciones generales con todas sus dinámicas específicas y los políticos e instituciones se cambian de “modo gobierno” a “modo campaña”. Entre oct.-dic. 2024, el presidente estará cerrando el año fiscal y los procesos burocráticos anuales, así como también estará dejando listos los asuntos pendientes (que serán muchos) para el año 2025. Los primeros meses del año 2025 serán campaña y elecciones generales. Se acabó su presidencia y veremos si logra la reelección o si fue otra experiencia de turismo político ecuatoriano.

Verónica Abad fue la compañera de fórmula de Noboa y será la vicepresidenta en su administración. Foto: EFE

Beatriz León, analista

El nuevo presidente recibe un país con múltiples problemas; de ellos, la inseguridad es lo que más nos afecta directa y personalmente. En quince meses, apenas se podrán mostrar tendencias de mejora si es que el gobierno entrante es capaz de instaurar rápidamente propuestas que dependen más de la inteligencia colaborativa de expertos que de ideología y política partidista o personalista. ¿Será capaz Daniel Noboa de instalar un gabinete de expertos para poder navegar la inoperancia y corrupción burocrática que enterró al gobierno de Lasso?

Un presidente responsable buscará unidad contra la inseguridad. Una tarea que requiere del concurso de la sociedad en general representada en organizaciones civiles desde barriales hasta empresariales, academia y universidades; más, evidentemente, los diversos actores políticos. Bien haría Noboa en facilitar el desarrollo de las propuestas sin impulsarlas como iniciativa gubernamental sino como un plan quinquenal o decenal que cuente con apoyo estatal –de su gobierno mientras dure– más allá del ámbito ministerial o peor policial/militar. Que sea enfrentado como lo que es: un problema estructural del Estado. Para ello deberá reconocer que son los especialistas de diversas vertientes quienes pueden aplicar soluciones con ágiles adecuaciones de planes y programas con base en resultados.

Pero la tragedia de la inseguridad no mejorará si al unísono no se enfrenta el fracaso del sistema judicial. Hay problemas en todas las fases que determinan la justicia y rehabilitación carcelaria. Desde estructuras policiales contaminadas con organizaciones delictivas, la comodidad de mantener la deficiente formación y así ahuyentar a los mejores de las carreras fiscales y judiciales hasta jueces lejanos a los principios de justicia, pero abiertos a vender impunidades.

La unidad nacional indispensable para enfrentar la inseguridad no solo servirá para mejorar la calidad de vida de todos y empezar un camino de prosperidad y equidad que dé reales oportunidades al país, sino que mostrará quiénes no están dispuestos a trabajar en la práctica, sino solo en el discurso y propaganda para lograr impunidad desde el poder y participación cómplice en la penetración corrupta del Estado. Hay gran diferencia entre construir o apoyar para lograr resultados y obstruir, descalificando adversarios e incluso incitando a la violencia que algunos políticos –que vuelven a perder– tienen como estrategia.

Deseamos buen albur al Gobierno, de modo que el destino nacional sea conducido con sabiduría y desprendimiento de intereses personales o corporativos para lograr mejorar las condiciones de vida de la mayoría. Ojalá el legislativo sea trabajador y honesto, con ello se distanciaría de sus desastrosos antecesores para lograr enrumbar al país hacia un futuro más justo y digno. Serán reelectos quienes logren resultados que se asienten en la cotidianidad, no en la propaganda y redes sociales.

Que Noboa cumpla con transparencia su oferta de trabajar para combatir la violencia, la corrupción y el odio. Si así lo hace, mostrará que la casualidad de su elección puede convertirse en un camino de confianza y seguridad para el Ecuador.

Cecilia Ansaldo Briones, gestora cultural

En materia de esperanzas, una sociedad tan necesitada y atribulada como la ecuatoriana espera mucho. Ya ha sido demasiado tiempo de decepciones. Pero el sentido común y la realidad hablan por sí mismos: Daniel Noboa ha ofrecido lo suficiente como para que se renueve la actitud de espera y el espíritu de colaboración. Creo que en primera instancia esperamos un proyecto de seguridad que nos devuelvan las calles y las noches a los habitantes, que nos haga recuperar el espíritu de propiedad en el sentido de que el país nos pertenece, que desaparezca la actitud de acorralamiento por fuerzas que no podemos combatir.

En segundo lugar, esperamos un fortalecimiento económico que venga de la mano de opciones de trabajo para tantos ecuatorianos agobiados por el desempleo y el empobrecimiento de la vida. El pobre está más tentado a delinquir, el pobre escucha a cualquier engañador, el pobre siente que en las esferas del poder no tienen oído ni mirada para sus problemas.

Sabemos poco del equipo con que gobernará el nuevo presidente, pero sí que cuenta con escaso tiempo por delante. Por eso, debe fijarse muy escogidas y urgentes metas y concentrar su accionar en ellas.

Miguel Hernández Terán, constitucionalista

Año y medio le alcanzarán a Noboa para conocer y medir la realidad, y en función de ello plantear las soluciones eficaces que crea apropiadas. Ejecutarlas tomará más tiempo, pero si el trabajo es bueno quien quiera que sea el posterior gobernante tendrá que continuar el camino. Podrá Noboa sentar a los mejores administradores en las empresas públicas, a los mejores ministros, a los mejores abogados que quieran apoyarlo. La ciudadanía será muy crítica si no se rodea bien.

Esta acción sí es inmediatamente exigible, no la solución de los problemas estructurales del Ecuador. El impulso a los emprendedores, las reformas a las instituciones cloaca, la simplificación administrativa real, la racionalización de la contratación pública, la compra de medicamentos, la separación de los funcionarios de libre nombramiento ineficaces y su sustitución con funcionarios competentes son labores plenamente exigibles y cumplibles en corto plazo; la presentación e impulso de proyectos de ley que dinamicen y racionalicen la economía son labores que todos esperamos y para las cuales bastan y sobran el año y medio de gobierno. La continuidad de este dependerá de su desempeño y de su imagen como buen administrador.

Gilda Macías Carmigniani, analista

Las expectativas de la ciudadanía frente al gobierno de Daniel Noboa son muchas, tanto con su plan de gobierno como desde perspectivas cualitativas, de igual importancia.

Los cuatro ejes del plan plantean varios programas. 1) Lo social: seguridad, educación y cultura, innovación, salud, migración, participación y ciudadanía; 2) Lo económico: desempleo, dolarización, turismo, agricultura, deuda pública, sistema crediticio, corrupción fiscal, salarios, incentivos tributarios, paraísos fiscales, fusiones, emprendimiento juvenil, marco regulatorio y fiscal, RR. II.; 3) Lo institucional: inversión estatal, tercera edad; 4) Lo productivo y ambiental: hidrocarburos, sector eléctrico, telecomunicaciones, medio ambiente, rendición de cuentas.

Será difícil cumplir el plan al 100 % hasta mayo de 2025; pero, al ser un gobierno de transición, podría continuarlo de candidatizarse nuevamente. Inseguridad, economía, salud, empleo y educación deberían ser prioridad.

A nivel cualitativo, esperamos que el presidente Noboa favorezca un clima no confrontativo (tono, modo y estilo) que le permita establecer acuerdos con otros, especialmente con la Asamblea Nacional y lograr la necesaria estabilidad. Que contribuya a la ejemplaridad pública, en términos de valores y virtudes que plantea J. Gomá para generar un impacto civilizatorio. Que se rodee de profesionales probos, con conocimientos, experiencia y dinamismo, fomentando un espíritu de equipo y un clima de confianza. Que escuche con inteligencia a sus asesores porque nadie es experto en todas las áreas del saber. Que tome decisiones difíciles con firmeza y determinación, tanto en cuestiones de inseguridad y criminalidad, como en los de corrupción e impunidad.

Daniel prometió, al oficializarse su elección, que le daría al país esperanza. Que así sea.

Noboa deberá buscar la manera de que sus propuestas tengan eco en la Asamblea Nacional, puesto que solo tiene un pequeño grupo de asamblepistas. Foto: Vicente Ordóñez

Fabián Corral, analista

De un presidente joven, austero en las palabras, claro en las ideas, como ha demostrado en la campaña, la gente espera:

1.- Que se restaure la seguridad personal, la confianza en el otro, la certeza de que se puede trabajar y vivir sin sobresalto. Sin ella, la sociedad es una ficción y el Estado un aparato inútil.

2.- Para eso, es preciso que el principio de autoridad se reivindique. Se espera un mensaje firme y claro a las demás funciones del Estado y a los factores de poder de que la ciudadanía eligió una autoridad legítima, y que la legitimidad no es solo una palabra, que se debe traducir en acciones prontas (control y reforma de las cárceles, soporte a la Policía, auxilio de las Fuerzas Armadas).

3.- Trabajar en la generación de confianza para crear trabajo, emprender, invertir, y volver a suscitar el entusiasmo en las posibilidades del Ecuador. Eso requiere cercanía hacia la gente, y romper los vínculos y con grupos que impidan esa cercanía. No demagogia ni discursos. Acciones concretas.

4.- Mano firme contra la corrupción y evidencia de una determinación incuestionable para combatirla.

5.- La situación fiscal y presupuestaria debería enfrentarse con prontitud y realismo. Eso implica recortar gastos, promover racionalidad tributaria, cobrar impuestos.

6.- Un mínimo acuerdo nacional que presione a la Asamblea y a la Judicatura a obrar en bien del Ecuador. ¿Es posible un país unido?

7.- Pragmatismo, transparencia y comunicación eficiente.

Saudia Levoyer, analista

El panorama político, social y económico del país es altamente complejo y delicado. No solo por los problemas que hay en cada uno de esos campos, sino porque están atravesados por la violencia y la criminalidad.

El trabajo en seguridad será clave y requiere de una visión clara desde el Ejecutivo, del compromiso de todas las instituciones del Estado, así como de los organismos seccionales y la ciudadanía en general, para impulsar el desarrollo, que es fundamental para garantizar que baje la violencia. No se puede dejar de mencionar que esto no será barato, y la economía del país ya viene con problemas, deudas con la seguridad social, un presupuesto desfinanciado, endeudamiento externo, altísimo riesgo país… a lo que, además, habrá que sumarle lo que nos deje el fenómeno de El Niño.

Políticamente se requerirá de mucha capacidad de maniobra cuando deba acercarse a la Asamblea Nacional, para tratar de conseguir respaldo para las propuestas que envíe. Si bien Luisa González le tendió la mano, aún no está nada dicho, por lo fuerte de la agenda personal que maneja esa agrupación y que responde a quienes ellos llaman su líder. Y a esto hay que agregar las agendas de las demás agrupaciones que tienen representación en el Legislativo.

Tampoco puede dejarse de lado que el Gobierno tendrá que trabajar con las demás funciones del Estado en un proceso de reinstitucionalización, caso contrario se dará más espacio no solo a la corrupción y la impunidad, sino a los intereses específicos de ciertos grupos políticos y de la misma criminalidad.

Paola Ycaza Oneto, analista

La mayor preocupación de los ecuatorianos solía ser económica: tener y mantener un empleo, que el salario alcance y que la moneda no pierda valor, que el entorno tenga las condiciones adecuadas para que se creen nuevos trabajos. Hoy, la preocupación de la mayoría de ecuatorianos es llegar a ese lugar de trabajo sin que en el camino nos asalten, nos maten por error, o nos encontremos las puertas cerradas de un negocio propio o no, por culpa de una vacuna imposible de pagar para continuar operando.

Diez años atrás, esta paz la dábamos por sentada. Nuestras preocupaciones económicas jamás venían acompañadas de amenazas a nuestra integridad física. Este país, que solía ser una isla de paz, no se acostumbra a las decapitaciones y marionetas humanas colgadas de un puente, solo antes visto en Ciudad de México y Ciudad Gótica. Este no es el Ecuador que idealizamos.

El presidente Noboa llega a Carondelet con una tarea más urgente que incluso presidentes que recibieron un país con feriados bancarios o luego de feriarse los ingresos petroleros. Por lo tanto, las expectativas de los ecuatorianos de un nuevo presidente ante tanta inseguridad son medidas drásticas y eficientes para volver a tener paz. Ese debe ser el enfoque en los 18 meses de gobierno. Todo esto, considerando al enemigo al que nos enfrentamos: violento, organizado y con abundantes recursos.

Si 18 meses no son suficientes para volver a la paz, al menos Noboa podría dejarnos el camino trazado.

Alfonso Reece Dousdebés, analista

Fue una victoria convincente, pero no una gran victoria. El porcentaje de ventaja sobre su oponente correísta fue prácticamente igual al que obtuvo Guillermo Lasso sobre Andrés Arauz en 2021, pero entonces pareció un triunfo estrecho, efecto que curiosamente no proyecta el de Daniel Noboa. El mapa político se movió muy poco, casi nada. Noboa es nacido en Estados Unidos, pero para los fines consiguientes puede ser considerado un empresario guayaquileño, igual que lo es Lasso, manteniéndose la paradoja de que personas de este origen obtengan grandes triunfos en provincias serranas y orientales, mientras que son derrotadas en toda la Costa y en las del norte amazónico. Donde ellos pierden han ganado los candidatos del populismo, sin que importe demasiado la extracción regional de los postulados. En esas circunscripciones, la sombra del caudillo Correa prevalece y explica esta preponderancia, hay toda una cultura que probablemente puede remontarse a los cabecillas montoneros, constituida por una estructura de lealtades y prejuicios. Esa es la “grieta” fundamental del país, que ayer se demostró plenamente vigente.

Entonces, la muletilla de que los “jóvenes” en esta ocasión han elegido a un candidato treintañero es una afirmación no confirmada por ninguna cifra. Algo de eso podría haber, habría que sustentarlo con un estudio, pero más lógico es atribuir dos resultados demasiado parecidos a una misma causa. Y esto es grave, porque significa que cualquier paso en falso y tendremos de vuelta al correísmo. El espectro del populismo izquierdista y sus vínculos irregulares sigue siendo una espada de Damocles sobre la cabeza del país.

Sin embargo, sí se pueden apreciar diferencias. El nuevo presidente podría hacer la diferencia. De manera urgente debe trabajar en consolidar un bloque legislativo que le permita efectuar las reformas puntuales que se requieren para hacer un gobierno decente y llegar a 2025 con posibilidades de reelegirse. Esto que para Lasso fue imposible, en esta ocasión sí parece que puede hacerse, aunque el populismo sigue rampante está maltrecho. Con el mismo propósito debe formar un buen equipo de ministros, no una cuadrilla de empleados. Los estadistas tienen las orejas grandes y la boca chica. Emplearse a fondo en los campos en que pueda mostrar resultados y aplazar para el siguiente periodo las reformas más complejas. Por ejemplo, el tema de la seguridad es prioritario, pero no requiere de inversiones gigantescas, nos pueden ayudar las potencias amigas y, con buen manejo, traería réditos políticos a corto plazo. Actuar con arrojo y decisión, eso se supone que tienen los jóvenes, vamos a demostrarlo.

Irene Torres, analista

La elección de Daniel Noboa como presidente de Ecuador tendrá tres efectos. El primer efecto es de índole práctico. Según el analista Santiago Basabe, un presidente necesita un equipo de al menos 400 personas con experiencia y capacidad para asumir los diferentes cargos directivos de ministerios y secretarías. Como Noboa tiene una limitada trayectoria pública, llegarán los amigos, los conocidos, los conocidos de conocidos, los esposos y esposas de conocidos, sin la debida claridad y sin un propósito común, a aprender desde cero cómo funciona el aparato estatal. Esto implica que el gobierno perderá un tiempo vital para atender de manera efectiva las necesidades más urgentes del país, como la seguridad.

El segundo efecto es que la presidencia de año y medio servirá poco más que de plataforma de campaña para el premio mayor, la presidencia que se inicia el 2025 y durará cuatro años. Dado que Noboa no tendrá mucho que mostrar para lograr la reelección, invertirá su tiempo en inaugurar obras, aunque sean insulsas, para promover su imagen, en lugar de prestar atención a la administración del país. El tercer efecto es que el presidente no está acostumbrado a privilegiar los intereses nacionales por encima de los privados, y tendrá grandes dificultades para distinguirlos a la hora de tomar decisiones. Esta actitud alimentará una activa oposición política y social que terminará por anudar las manos de Noboa y solo quedará esperar a la nueva ronda de elecciones.

Adrián Santiago Pérez Salazar, abogado

El pueblo ecuatoriano se ha vuelto a pronunciar y el mensaje es claro. No queremos regresar al pasado, sino avanzar al futuro. Daniel Noboa pasa a la historia como el presidente más joven de la región y los desafíos que le esperan son formidables.

En menos de dos años los ecuatorianos regresaremos a las urnas. El tiempo es oro. Noboa empezará su período buscando la reelección desde el primer día, y esto será el norte que orientará su política pública. El joven mandatario, por lo tanto, probablemente se enfocará en reformas que produzcan resultados visibles a corto plazo, particularmente en materia de seguridad. Reformas estructurales que requieran de mayor tiempo para rendir frutos serán, probablemente, aplazadas a futuro.

Uno de los focos principales de Noboa debería ser reformar nuestro sistema judicial. De poco o nada sirve equipar a nuestra fuerza pública con el mejor armamento o conseguir asesoría de Israel si los sicarios capturados son puestos en libertad al día siguiente por un juez corrupto o intimidado. La creación de una unidad de jueces protegidos que resuelvan casos telemáticamente desde el extranjero podría factiblemente implementarse dentro de un año, y sus efectos serían palpables de inmediato. Este tipo de reformas son justamente aquellas que Noboa debería priorizar para asegurarse un segundo mandato.

María Fernanda Cobo, analista en economía

Conocidos los resultados de la segunda vuelta electoral se ha iniciado la cuenta regresiva de la Presidencia anticipada. En esta ocasión, el presidente electo, Daniel Noboa, no debe esperar los primeros 90 días de gestión gubernamental para delinear la ruta de su gestión ejecutiva, sino que deberá llegar a la toma de posesión listo para implementar medidas y proponer las reformas que permitirán resolver los problemas inmediatos del país: la inseguridad y el fenómeno de El Niño; así como la recuperación de la producción petrolera para capturar su oportunidad comercial frente al contexto bélico en Rusia y Ucrania, así como en Medio Oriente. En materia legislativa, la ciudadanía espera un trabajo sincronizado de las fuerzas políticas para sacar adelante reformas críticas como la laboral, la tributaria y la seguridad social. Por su parte, la oposición política no podrá mantener su estrategia de obstrucción legislativa porque seguirá perdiendo el capital político necesario para el siguiente proceso electoral, que despega tan pronto se inicia el siguiente período presidencial. Al ser un gobierno transitorio por naturaleza, la principal contribución será la construcción de un consenso político que siente las bases para enrumbarnos hacia el progreso económico y social que necesita nuestro país.

Miguel Molina Díaz, director de la escuela de derecho de la UIDE

El proceso electoral no sólo fue exitoso en cuanto a la elección de un nuevo presidente, sino que resultó un mecanismo efectivo para que la sociedad ecuatoriana resuelva sus crisis políticas y de gobernabilidad con más democracia. Las declaraciones de los dos finalistas dan cuenta de una madurez política a la que el país no ha estado acostumbrado: la candidata derrotada reconoció el triunfo de su rival, fue conciliadora y llamó a la unidad. El candidato triunfador agradeció y felicitó a su contrincante. Sería deseable que esa sea la tónica de este corto periodo: la posibilidad de dialogar entre todas las bancadas para acordar mínimos sobre los que sea posible fortalecer la democracia y resolver los graves problemas, sobre todo de seguridad, que atraviesa el Ecuador.

El presidente electo entendió que la sociedad ecuatoriana ha iniciado el lento pero necesario proceso para salir del binarismo fanático entre correísmo y anticorreísmo. Su triunfo da cuenta de un deseo de caminar hacia el futuro y dejar atrás un pasado dicotómico. Debe ser consciente de que tiene en sus manos quizá la última oportunidad de la centroderecha de ser gobierno en mucho tiempo, tras el desastre que ha significado Guillermo Lasso. Además, le debe aclarar a la ciudadanía el rol que tendrá su vicepresidenta, pues sería indeseable que la portadora de un retardatario discurso antiderechos incida en el diseño de la política pública.

Es claro, además, que poco menos de la mitad del país desea una alternativa progresista. El correísmo no logró serlo, quizá porque no ha sido capaz de reinventarse: la señora González no pudo presentarse como una candidata autónoma, sino como la escogida por un prófugo que ostenta el mando supremo de esa organización política. Tampoco han podido definir internamente cuestiones que a la izquierda contemporánea le urge y en las que los líderes de la Revolución Ciudadana son profundamente conservadores: el papel del Estado laico en el cuerpo y salud reproductiva de las mujeres. Su incapacidad de reconocer los excesos del gobierno de Correa y de distanciarse, como lo ha hecho Gabriel Boric, de las dictaduras fratricidas de Nicaragua, Cuba y Venezuela, también les pudo haber pasado factura.

Alberto Molina Flores, analista

Esta jornada electoral que ha culminado exitosamente es una demostración de que los ecuatorianos queremos vivir en democracia. El triunfo del candidato Daniel Noboa crea muchísimas expectativas, se espera que en gran medida las demandas urgentes sean cumplidas por este joven mandatario, que pese al corto periodo que va a gobernar y los escasos recursos que dispone el país tenga la voluntad política para que se hagan realidad.

De todas las demandas, las urgentes y prioritarias son volver a tener seguridad, trabajo, mejorar los sistemas de salud y educación, etc.

Algo importante es que se rodee de colaboradores honestos que estén dispuestos a trabajar con sacrificio, fe y patriotismo en favor de todos los ecuatorianos, en especial de los más pobres.

El presidente Noboa debe convocar en el menor tiempo posible a una consulta popular de acuerdo a su oferta de campaña.

Debe hacer un gobierno de unidad nacional y convocar a los partidos políticos, dirigentes gremiales, trabajadores, estudiantes y ciudadanía a una gran minga cívica para resolver los grandes problemas que agobian a la mayoría de ecuatorianos.

Miguel Rivadeneira Vallejo, analista

El presidente Daniel Noboa debe liderar un proceso para lograr un acuerdo nacional desde el primer día de su mandato y convocar a consulta nacional temas urgentes: seguridad, generación de empleo, salud, educación, seguridad social, necesaria reforma política.

(O)