La falta de empleo, la crisis económica profundizada por la pandemia del COVID-19 y la ola de inseguridad son la conjunción que provoca la explosión de migración que vive Ecuador, según coinciden analistas locales.

Miles de ecuatorianos salen del país hacia Estados Unidos. Los que se van de forma irregular pagan a coyoteros por una guía o solos se abren paso por la inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, para avanzar a través de Centroamérica hacia México, con la mirada puesta en Estados Unidos. Las dos rutas implican riesgos y recursos económicos.

Esta nueva ola migratoria, fue minimizada por el ministro del Interior, Juan Zapata, cuando en enero pasado dijo que ciertos ecuatorianos migran por tradición familiar.

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William Murillo, director de la organización 1800-Migrante, considera que la migración se mueve por necesidad económica desde Ecuador. Y añade que para lograr el objetivo de llegar a Estados Unidos sin papeles se escoge entre dos caminos.

El primero es con el pago de 15.000 dólares a bandas de coyoteros que llevan a los compatriotas hacia algún país de América Central en avión, ya sea Honduras, Nicaragua o Panamá, y desde allí avanzan con rumbo a EE. UU.

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“Los que usan esta forma son por lo general de la zona migratoria del país, de las provincias de Cañar, Azuay, Morona Santiago, Loja y Chimborazo. Ellos utilizan a los coyoteros y no cruzan el Darién”.

La segunda vía, añade, es más peligrosa, ya que implica avanzar por los medios que sean por Colombia. Luego cruzan la selva del Darién caminando en grupo. Así avanzan por meses enteros hasta llegar al destino, que es igualmente EE. UU.

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“Aquí está el grupo de los que no tienen los 15.000 dólares para pagar a los coyoteros y adicionalmente tampoco tienen una red de apoyo en Estados Unidos, por lo que, si son descubiertos y deportados, difícilmente pueden regresar. En cambio, los que van con los coyoteros, estos les ofrecen hasta dos o tres intentos por la misma cantidad pagada; ellos van con redes de tráfico estructuradas e inclusive más rápido”, asegura Murillo.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) expresaron esta semana su preocupación ante el incremento de migración en la selva de Darién. En un comunicado en conjunto detallaron que de acuerdo con cifras de las autoridades de Panamá, más de 100.000 personas cruzaron el área, lo cual representa seis veces más del mismo periodo del año anterior (enero, febrero y marzo).

Las cifras actuales de estos tres meses reflejan que las principales nacionalidades en tomar esta ruta son venezolana (30.250), haitiana (23.640) y ecuatoriana (14.327). También hay personas procedentes de China (3,855), India (2,543), y los hijos de personas haitianas nacidos en Chile (2.499) y Brasil (2.072).

Del otro lado, el número de ecuatorianos que salieron de forma regular del país y no regresaron se mantuvo estable al no sobrepasar los 60.000 por año en el periodo 2007-2020.

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Incluso en 2009, 2011, 2012, 2013 y 2020 se registró un saldo positivo, es decir, más ecuatorianos entraron que salieron. Pero la situación cambió a partir de 2021.

Las cifras de entradas y salidas del Ministerio del Interior indican que durante el 2022 salieron 1′357.633 connacionales e ingresaron 1′243.721, es decir, 113.912 no retornaron.

El número se asemeja a los 127.135 que no regresaron en 2003, año que es parte de la ola migratoria tras la crisis económica de 1999.

Fidel Márquez, analista económico, afirma que estas olas migratorias desde el país coinciden con periodos en que hay una desaceleración de la economía o crisis económicas. “La gente empieza a irse cuando se les dificulta encontrar empleo o ingresos, por necesidad; a eso sumamos el impacto de la pandemia del COVID-19 y la ola de inseguridad y violencia que hay en el país. Todavía no hemos recuperado algunas de las cifras que teníamos en los años de prepandemia”.

En 2021 no retornaron 81.758 ecuatorianos, y entre enero y marzo de 2023 salieron 358.360 y retornaron 322.742, por lo que el total que no regresó ya suma 35.518. “En este grupo se incluye a los que viajan con visa de turista a Estados Unidos pero en realidad van a trabajar a ese país; incluso algunos ya se quedan por encima del tiempo permitido. La otra movilidad es ir a comprar para luego vender lo que adquieren en Ecuador”.

Las remesas enviadas desde Estados Unidos no sobrepasaron los 1.200 millones de dólares al año en el periodo 2009-2013, pero a partir del 2014 hay un incremento que se ha acelerado tras la pandemia.

Solo durante el 2022 llegaron 3.307,61 millones de dólares de EE. UU., un 75 % más que en 2019, y superior en 19,49 % a lo registrado en 2021 ($ 2.768,09 millones de dólares).

“El incremento de las remesas que llegan desde Estados Unidos se debe principalmente a los que se van de forma irregular y envían ese dinero. Esta migración informal es la que manda más dinero debido a la necesidad que tienen sus familiares que se quedan en el país”, indica Márquez.

Casi el 70 % de las remesas totales que recibe Ecuador llegan de EE. UU. Incluso el flujo de dinero enviado al país desde España e Italia se redujo durante 2022. La consecuencia es la crisis económica que enfrenta Europa.

La actual ola migratoria se evidencia también en el aumento del número de ecuatorianos que son deportados, expulsados y detenidos por razones migratorias en Estados Unidos. En 2020 fueron 23.330, número que subió a 90.275 y 58.295 en 2021 y 2022, en su orden.

La tendencia sigue entre enero y marzo de este año, cuando el número de compatriotas deportados, expulsados y detenidos por razones migratorias en Estados Unidos llega a 23.330, mayor a todo el 2020.

“Los que son retenidos por razones migratorias es mucho más difícil que los dejen quedarse en Estados Unidos en los siguientes intentos, a menos que hayan sido víctimas de un intento de asesinato o que comprueben que son víctimas de la violencia”, señala Murillo.

Los ecuatorianos son la novena nacionalidad con más retenciones por razones migratorias en Estados Unidos. De América del Sur, solo Venezuela y Colombia están más arriba.

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Un ecuatoriano que pidió la reserva de su nombre fue deportado a inicios de este año. Él tiene previsto retornar por la vía irregular a Estados Unidos. “Una deportación es la sentencia de un juez, pero la gente cree que es un papel sin ninguna implicación. Una persona deportada no puede regresar a Estados Unidos por ningún medio, por lo menos durante cinco años. Si ya es un segundo o tercer intento, por diez años”, menciona Murillo.

Incluso hay ecuatorianos que viven en Estados Unidos y que preguntan por tramitar un poder para que sus esposas puedan sacar a sus hijos de Ecuador con el fin de avanzar de forma irregular por la frontera, en la que hay grupos de narcos que realizan secuestros, violaciones y extorsiones.

Esta travesía genera muertes, como los tres ecuatorianos asesinados en febrero de este año por el grupo narcoterrorista Los Zetas en Ciudad Juárez (México). Sus familiares reconocieron su identidad.

La Cancillería confirmó también la muerte de nueve ecuatorianos en el accidente migratorio ocurrido el 15 de febrero de este año, cuando un autobús que transportaba a migrantes hacia Costa Rica cayó a un precipicio. (I)