Un llamado Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela acaba de declarar “la suspensión de todos los efectos”, es decir, la nulidad de las elecciones primarias de la oposición que declararon como candidata única, para enfrentar a Nicolás Maduro en el 2024, a María Corina Machado.

¿Podrá Venezuela tener elecciones presidenciales transparentes en el 2024?

Ella fue la vencedora de esas primarias con más del 90 %. El Gobierno venezolano ha faltado a su compromiso, nacional e internacional, de celebrar elecciones libres y democráticas supervisadas por organismos mundiales. Ha confesado Maduro que Machado lo derrotaría. En realidad, Maduro aceptó las elecciones libres con el objeto de que Estados Unidos levante las sanciones a la producción y comercialización del petróleo venezolano, cuyas exportaciones superaban los 3 millones de barriles antes de las sanciones y ahora no llegan al millón. Esa es la causa principal de la actual pobreza de la población. Pero las cosas no le van a salir fáciles a Maduro, los Estados Unidos declararon que “tomarán medidas” si no se cumple el acuerdo con la oposición y eso seguramente significará que las sanciones actuales u otras le serán aplicadas.

El Gobierno del Ecuador no puede permanecer en silencio y debe condenar lo hecho por Maduro y su Tribunal Supremo de Justicia, que carece de independencia. Muy bien podría Ecuador encabezar un movimiento de varios países latinoamericanos que están por el respeto a la democracia; muchos países del mundo se van a unir a esta condena.

María Corina Machado es la elegida de la oposición de Venezuela en las primarias antichavistas

La Carta Democrática, en su hora, salvó al propio comandante Hugo Chávez. Cuando este fue defenestrado por un golpe de Estado, reconocido por los Estados Unidos, los presidentes de Latinoamérica exigieron la aplicación de dicha Carta, y Chávez fue restituido a la Presidencia. En aplicación de la Carta Democrática, los presidentes latinoamericanos se reunieron y defendieron a Correa, aunque después regresaron a sus respectivos países cuando se constató que no se trataba de un golpe de Estado, sino de reclamos castrenses. Lo que ha ocurrido en Venezuela es un golpe de Estado, efectuado desde el Estado, por su propio Gobierno y su Tribunal vasallo. Inclusive gobiernos latinoamericanos un tanto afines ideológicamente al Socialismo del Siglo XXI tendrán cuidado de no comprometerse con la maniobra de Maduro; particularmente en este momento en que los gobiernos de izquierda se están debilitando electoralmente, como ha ocurrido en estos días en Colombia, y las cosas se ven muy divididas en Argentina para la segunda vuelta electoral. La dictadura en Nicaragua de Ortega y su mujer, Rosario Murillo, no es sino eso: una dictadura. Los Ortega han reproducido las dictaduras de los Somoza en el siglo pasado.

Nicolás Maduro tilda a las primarias como una ‘burla’ del liderazgo opositor para con sus seguidores

Ecuador debería proponer que los gobernantes en América no puedan ejercer el poder por más de dos periodos de cuatro años; hay que prohibir la reelección indefinida, como en los Estados Unidos y en varias repúblicas latinoamericanas. Maduro ha sido presidente del 2013 al 2019; ahora está en un segundo periodo de 2019 al 2025, y se postula para un nuevo. ¡Que se atreva, al menos, a competir con María Corina Machado! (O)