Porque eso es lo que vamos a elegir, un interino, en anticipación de las elecciones siguientes que tendrán lugar luego de menos de año y medio. La presente es solamente un anticipo de la siguiente, y el ganador o ganadora entrará, muy probablemente, en la nueva contienda electoral, en la que tendrá la tentación de usar su nuevo poder para ganarla.

El elegido, ahora, si luego es candidato, tendrá que escoger entre adoptar medidas serias, de Estado o populistas. Ya nos han dado una señal ambos candidatos cuando anuncian que van a disponer de la reserva monetaria.

La crisis multidimensional

Este es el momento impostergable de adoptar verdaderas medidas de Estado, entre ellas, las de reforma o, mejor, de cambio constitucional. Esto de la muerte cruzada y elección de un interino es la prueba de que vivimos un remedo de democracia, con el espectáculo continuo de enfrentamiento entre los poderes del Estado: el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social queriendo juzgar a la fiscal general del Estado, y a la propia Corte Constitucional (CC), desde años atrás; esperemos que la CC corte de un tajo este nudo gordiano y destituya a los vocales responsables de estos desacatos; enseguida, tenemos un Consejo de la Judicatura estrafalario, que pretende actuar como si fuera Corte Suprema. La razón, o mejor sinrazón, de esta anarquía es la Constitución que nos rige, que la redactó para nosotros un grupo político español llamado Podemos, enviado por el comandante Chávez desde Venezuela. ¡Qué humillación!

Es la Constitución de Montecristi el origen del caos; es la que creó este Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Es esta Constitución la que permite que un juez del más apartado cantón pueda bloquear cualquier resolución de la administración pública y de cualquier otra función.

Ecuador 2025-2030

Esto no puede seguir. Es esta Constitución la que nos ha conducido a la anarquía y hay que derogarla.

A esta inestabilidad contribuye el que se eligen legisladores al tiempo de la primera vuelta de la elección presidencial, lo que conduce a que tengamos una Asamblea Nacional fragmentada, que hace casi imposible la gobernanza. Es esa fragmentación la que condujo al presidente Guillermo Lasso a disolver la Asamblea Nacional porque solo contaba con una docena de legisladores elegidos por su partido. Así cualquier presidente tiene que, o entregarse a la mayoría opositora, o librar batalla diaria contra ella.

Creer que se pueda reformar la Constitución venciendo los candados que ella misma creó, es soñar despiertos. Por eso varios ciudadanos apoyamos la tesis del doctor Simón Espinosa de derogar la presente Constitución del 2008 mediante plebiscito; si esta Constitución fue aprobada por plebiscito, puede ser derogada de la misma manera.

Derogada esta Constitución quedaría vigente la inmediata anterior, la de 1998, como lo dispondría el pueblo. Así dejarían de existir el CPCCS, los actuales recursos de protección. Se le consultaría al pueblo para que el Congreso sea bicameral, con legisladores elegidos en segunda vuelta. Esto tendría que decidir el interino para sus anunciadas consultas de campaña. (O)