El mundo de la gastronomía es impredecible. Muchas veces el éxito de un restaurante no depende únicamente de ser innovador, contar con una excelente cocina, buena ubicación y esmerada atención. La clientela, especialmente la costeña, es difícil: puede ser que un día miércoles llenen el salón, coman de maravilla y pasen un momento divertido, pero a la semana siguiente no va nadie. Así es difícil también manejar presupuestos, turnos de empleados y programar compras de alimentos.