Los adjetivos «urgente» y «emergente» no son sinónimos. «Urgente», del verbo urgir, es lo que necesita inmediata atención. Por lo tanto, dependiendo del contexto, se puede intercambiar por apremiante, perentorio, inaplazable, acuciante, imperioso, necesario, inminente o impostergable.

«Emergente», del verbo emerger, es lo está en progreso, desarrollo o evolución; asimismo se usa para indicar que algo flota, nace, surge, sale, asciende o crece. Se emplea también en deportes para referirse a un jugador sustituto o que reemplaza a otro en el campo de juego.

Sin embargo, a pesar de estos significados, el adjetivo «emergente» suele emplearse de manera equivocada en algunos canales comunicativos. Ejemplos: Se aplicarán medidas emergentes para contrarrestar la delincuencia. Hay que actuar de manera emergente para evitar que se propague el uso del fentanilo.

Las oraciones que anteceden tienen ambigüedad, pues las medidas y la manera de actuar que se mencionan no están en desarrollo, tampoco surgen ni son incipientes. El contexto indica que esos asuntos son urgentes o apremiantes, por lo tanto no son emergentes.

Unas estructuras correctas son «empresa emergente», «tecnología emergente» y «mercado emergente», pues en estos ámbitos hay crecimiento o progreso.

Para no cometer errores con el uso de estos adjetivos, hay que tener presente que «emergente» es lo que sube, surge, asciende o flota. Es lo que está en progreso, desarrollo o evolución. «Urgente» es lo que exige una inmediata atención, es lo impostergable, perentorio, inaplazable, acuciante o imperioso. (F)

FUENTE:

Diccionario de la lengua española (versión electrónica), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.